Por Pablo Felipe Pérez Goyry
15 de enero de 2002.
Hace algunos meses veía en la televisión un documental, donde expusieron detalles del descubrimiento del Genoma Humano. Es decir, algo así como el descubrimiento de la Vida o Mapa del Cuerpo Físico.
Para este modesto mortal, la mayor connotación de este hallazgo es su estrecha relación con lo espiritual.
Todo aquello que de alguna manera no se conoce por todos, es espiritual. Al menos en la antigüedad lo fue el rayo, que se consideraba como la ira de Dios. Cuando se descubrió la existencia de la electricidad y sus principios; quedaba demostrado que por tener carga negativa atraía el polo positivo de las nubes cargadas de agua y buenas conductoras, al encontrarse provocaban un enigmático corto circuito.
Sabemos que los genes de los padres, en toda forma de vida, genera herencias en sus hijos; en mayor o menor grado.
Dicen ahora que una extensa cinta contiene toda la información relacionada con la vida; de todos los seres vivos, incluyendo a los humanos. Y que las diferencias entre estos no son significativas.
Y es aquí donde salta a la luz del conocimiento la pregunta: ¿Por qué?
No tengo la menor duda de la respuesta y pienso habrá millones de personas que también la tengan.
Todo en el universo es un diseño divino. Al concebir el átomo, este a evolucionado; durante millones de años. También ha pasado por todos los estados del conocimiento: físico y espiritual. Acopiando experiencias y perfeccionando los avances positivos y aprendiendo de las experiencias negativas. Y esto ha permitido la diversidad de formas y conciencias en nuestro universo. Es en definitiva lo que muchos llamamos etapas de evolución.
El núcleo de la Energía Universal, que es Dios; fue el creador de todo lo conocido y por conocer. Es más de lo sabido hasta hoy y que de alguna manera se considera eterno, como cada átomo que existe. Átomo que no se destruye, solo se transforma para mejorar y perfeccionarse.
Dicen los científicos que la humanidad es similar en un 99,99 por ciento; solo 1 por cien es diferente. Esa es la diferencia exterior, la que hace la diferencia entre todo lo que existe. Lo que reafirma que nuestro origen es el mismo, que somos semejantes, somos hermanos. En fin, todos hemos vivido en diferentes reinos de la naturaleza, en algún momento del peregrinar evolutivo.
Todos los reinos de la naturaleza, aunque en un escalón menor o mayor de la evolución, son iguales. La humanidad es parte de ella. Porque somos una partícula de la totalidad, somos parte de lo que se conoce como UNO.
Para el sabio observador, puede ver esta realidad uniendo las razas, filosofías y religiones. Podrá tener la experiencia más extraordinaria de la vida si alguna persona logra demostrar: que lo que afecta a alguna de ellas no afecta al resto. Negaría la Ley de Causas y Efectos, también la Analogía. Esto demuestra que somos iguales y que la diferencia es externa.
Si estamos de acuerdo, coincidimos también en que la religión y la ciencia se complementan, son UNA. Luego la reencarnación o resurrección es constante. Porque lo eterno existe y todas las experiencias vividas están inscritas en el libro de la vida.
Un nuevo velo ha sido develado con el descubrimiento del Genoma Humano. Y se ha vuelto a demostrar lo dicho por El Cristo: Nada de lo que oculto está quedará sin ser revelado.
Esto debe inspirarnos a respetar todas las formas de vida existentes, porque aún faltan muchas cosas por revelarse. Al menos es un intúitu desde el alma, muy personal, de la totalidad.
(Este documento puede ser reeditado - total o parcial - citando autor y fuente).
15 de enero de 2002.
Hace algunos meses veía en la televisión un documental, donde expusieron detalles del descubrimiento del Genoma Humano. Es decir, algo así como el descubrimiento de la Vida o Mapa del Cuerpo Físico.
Para este modesto mortal, la mayor connotación de este hallazgo es su estrecha relación con lo espiritual.
Todo aquello que de alguna manera no se conoce por todos, es espiritual. Al menos en la antigüedad lo fue el rayo, que se consideraba como la ira de Dios. Cuando se descubrió la existencia de la electricidad y sus principios; quedaba demostrado que por tener carga negativa atraía el polo positivo de las nubes cargadas de agua y buenas conductoras, al encontrarse provocaban un enigmático corto circuito.
Sabemos que los genes de los padres, en toda forma de vida, genera herencias en sus hijos; en mayor o menor grado.
Dicen ahora que una extensa cinta contiene toda la información relacionada con la vida; de todos los seres vivos, incluyendo a los humanos. Y que las diferencias entre estos no son significativas.
Y es aquí donde salta a la luz del conocimiento la pregunta: ¿Por qué?
No tengo la menor duda de la respuesta y pienso habrá millones de personas que también la tengan.
Todo en el universo es un diseño divino. Al concebir el átomo, este a evolucionado; durante millones de años. También ha pasado por todos los estados del conocimiento: físico y espiritual. Acopiando experiencias y perfeccionando los avances positivos y aprendiendo de las experiencias negativas. Y esto ha permitido la diversidad de formas y conciencias en nuestro universo. Es en definitiva lo que muchos llamamos etapas de evolución.
El núcleo de la Energía Universal, que es Dios; fue el creador de todo lo conocido y por conocer. Es más de lo sabido hasta hoy y que de alguna manera se considera eterno, como cada átomo que existe. Átomo que no se destruye, solo se transforma para mejorar y perfeccionarse.
Dicen los científicos que la humanidad es similar en un 99,99 por ciento; solo 1 por cien es diferente. Esa es la diferencia exterior, la que hace la diferencia entre todo lo que existe. Lo que reafirma que nuestro origen es el mismo, que somos semejantes, somos hermanos. En fin, todos hemos vivido en diferentes reinos de la naturaleza, en algún momento del peregrinar evolutivo.
Todos los reinos de la naturaleza, aunque en un escalón menor o mayor de la evolución, son iguales. La humanidad es parte de ella. Porque somos una partícula de la totalidad, somos parte de lo que se conoce como UNO.
Para el sabio observador, puede ver esta realidad uniendo las razas, filosofías y religiones. Podrá tener la experiencia más extraordinaria de la vida si alguna persona logra demostrar: que lo que afecta a alguna de ellas no afecta al resto. Negaría la Ley de Causas y Efectos, también la Analogía. Esto demuestra que somos iguales y que la diferencia es externa.
Si estamos de acuerdo, coincidimos también en que la religión y la ciencia se complementan, son UNA. Luego la reencarnación o resurrección es constante. Porque lo eterno existe y todas las experiencias vividas están inscritas en el libro de la vida.
Un nuevo velo ha sido develado con el descubrimiento del Genoma Humano. Y se ha vuelto a demostrar lo dicho por El Cristo: Nada de lo que oculto está quedará sin ser revelado.
Esto debe inspirarnos a respetar todas las formas de vida existentes, porque aún faltan muchas cosas por revelarse. Al menos es un intúitu desde el alma, muy personal, de la totalidad.
(Este documento puede ser reeditado - total o parcial - citando autor y fuente).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Normas para comentar:
* Serán borrados los comentarios que contengan injurias a cualquier persona, incitación o apología a la violencia.
* Los comentarios que contengan más de dos enlaces pasarán a moderación hasta tanto se verifiquen las páginas web recomendadas en él.
* Los filtros de Blogger borrarán automáticamente todos aquellos comentarios que contengan palabras obscenas o textos que estén repetidos.
* Si se quieren agregar largos documentos para apoyar un comentario, lo mejor será escribir solamente el enlace a la página web donde se puede leer el texto del mismo.
* Se excluirá de los comentaristas a aquellos que usurpen la personalidad de otros.
* No se podrán publicar comentarios que no usen el alfabeto latino.
* Se recomienda enfáticamente no incluir comentarios escritos todos en mayúsculas, pues se considerará como un grito o un alarido.
©Pablo Felipe Pérez Goyry. Todos los derechos.