Bertrand Russell |
misma distinción entre la moralidad oficial inculcada por la jerarquía, y la santidad personal enseñada y practicada por los grandes místicos. Esta dualidad de la moralidad personal y cívica, que persiste aún, tiene que ser tenida en cuenta necesariamente por cualquier teoría ética adecuada. Sin moralidad cívica, las comunidades perecen; sin moralidad personal, su supervivencia carece de valor. Por lo tanto, la moralidad cívica y la personal son igualmente necesarias en un mundo bueno”.
Hola Pablo: La entrada del poema 33 en el blog de Josefa está dedicaa a todos los hombres buenos que pasan y an pasado por este blog y tú por tus escritos los cuales he tenido el placer de leer, eres uno de ellos. Espero tu visita.
ResponderEliminarUn afectuoso saludo.