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©Pablo Felipe Pérez Goyry

3 de diciembre de 1998

Colombia: Trabajos de todos con la mano en el corazón para lograr la paz...

Medellín, diciembre de 1998.

Señor director
El Semanal de Medellín.

Reciban usted y el equipo de El semanal mis felicitaciones por el empeño de cada día, para llevar a los lectores cultura, educación y meditación con honestidad y ética, actitud indispensable en los periodistas.
Quisiera trasmitir mis condolencias y solidaridad a todas las familias afectadas por los acontecimientos de violencia ocurridos en Machuca. Por otro lado, el asesinato del alcalde Héctor Emilio Piedrahita y de la personera Adriana María Casas, ambos del municipio de Anorí. Sumándose a esta ola de violencia, la muerte de Jorge Ortega, vicepresidente de la central Unitaria de Trabajadores en la ciudad de Bogotá, a manos de sicarios.
Una vez más el luto y el dolor de los humildes, oprimen el corazón de las personas honestas de Colombia; una vez más la impunidad se adueña de la tierra colombiana. ¿Cuándo llegará la paz definitiva?
Alzo mi voz solidaria de repudio a tan alevosos crímenes. Genocidios como el acaecido en machuca deben terminar, pues la peor parte la sufrieron los niños. Debe ser preocupación de los artífices de la guerra velar por su bienestar y futuro; no mancillarlo.
No es un secreto que la violencia en Colombia suma varias décadas de existencia. Se ha justificado de las más disímiles maneras, pero siempre los más afectados han sido los que menos tienen. Se impone una reflexión profunda para cada uno de nosotros, para los grupos armados en conflicto, por el bien de todos, para salvar la nación que clama por la convivencia pacífica a las puertas del nuevo milenio.
El país se encuentra en una crisis financiera grave; las secuelas de la guerra y la violencia cobran cada día más muertes inocentes, más desaparecidos, más desplazados; un desempleo galopante cercano al 18%; crisis en los sectores de la educación, la salud y la agricultura. La situación a todas luces es de suma gravedad y las perspectivas de solución apuntan a ser sólo posibles a largo plazo, si no se logra un acuerdo de paz con la mayor brevedad.
Es hora de meditar con valentía y firmeza sobre la realidad que nos rodea; son cada vez más las voces de todo un pueblo las que se suman al rechazo de actos violentos. El silencio cada día es menos presente en el país. Nos toca participar en las actividades encaminadas a la obtención de la tan ansiada paz. Esto será posible en la medida en que unidos con hidalguía, con profundo concepto de amor a la patria, nos propongamos tan impostergable tarea ciudadana. Tienen la palabra los actores del conflicto armado.
Todos somos, en mayor o menor grado, protagonistas directos e indirectos de la realidad que vive el país. No hay la menor duda de que los obstáculos a enfrentar para alcanzar la paz son muchos, pero el diálogo sincero y la razón, en los que prevalezca la verdad como premisa fundamental, deben ser los instrumentos presentes en los diálogos de paz.
Hago un llamado sincero a los que tienen los destinos de la nación en sus manos para que cada jornada de sus vidas, con la mano en el corazón todos, se pregunten: ¿Cómo actuar y ayudar con amor sincero a la patria y a nuestros hermanos, para lograr la paz ansiada sin violencia?
Ejemplos como los emprendidos por El Semanal y otros medios de comunicación, apoyando los esfuerzos de los sectores honestos de la sociedad, con profesionales de la comunicación sensibilizados con la realidad colombiana, unidos todos en buscar caminos viables para la paz definitiva. Ejemplos como éstos deben ser asumidos con seriedad por la sociedad.
Agradezco su amable atención y la posibilidad de compartir en momentos nada agradables la presente reflexión. ¡En verdad vale la pena!
Dios bendiga a todos y nos guíe acertadamente por el camino correcto que nos conduzca a obtener la paz.

Atentamente,

Pablo Felipe Pérez Goyry.

(Carta publicada en El Semanal en la sección Llegan Cartas, el 4 de diciembre de 1998)

28 de septiembre de 1998

Propuesta al Diario El Mundo de Medellín...

Medellín, septiembre de 1998.

Doctor Guillermo Gaviria E.
Director
El Mundo de Medellín.

Distinguido Doctor Gaviria; deseo manifestar a usted, y al colectivo que de manera acertada capitanea, un atento saludo, y mis parabienes en sus proyecciones de luchar para que El Mundo esté a la altura del próximo milenio. De manera comedida, agradezco su atención y receptividad a la correspondencia dirigida a usted.
Con su asequible cooperación es mi propósito sincero hacer llegar un reconocimiento y felicitación al señor Bernardo González White, columnista de ese periódico, por sus artículos dirigidos a distinguir los valores de don Francisco Javier Cisneros y el General Antonio Maceo y Grajales y su relación con el nombre de dos ciudades colombianas; como también la personalidad del ilustre cubano, don Manuel del Socorro Rodríguez. Gracias Sr. White.
Quiero de manera comedida, expresar mi satisfacción por los esfuerzos que se hacen en función de las alternativas para conseguir una paz duradera en la querida Colombia. El Mundo con paso firme, aporta día a día un grano de arena modesto y sincero en este sentido; unido hombro a hombro a El Semanal y La Metro.
Con el ánimo de colaborar a tan hermoso empeño, quisiera proponerle a usted y al magnífico colectivo de El Mundo, se analizara la posibilidad de abrir una sección, que pudiera denominarse “Debate por la Paz”; donde la opinión pública toda, pueda aportar ideas saludables; dar a conocer empeños anónimos en barrios, instituciones, etc.; y por qué no, también, debatir actitudes y planteamientos, entre otros, de la vida social, política y económica del país. Con enfoque ético, educativo; sobre todas las cosas, en busca de la tan ansiada paz.
Deseo anticipar mi agradecimiento por su amable atención, y la esperanza de que los medios de comunicación vean El Mundo, El Semanal, La Metro y Teleantioquia, como ejemplos de periodismo solidario, ético y educativo. Pienso: ¡En verdad vale la pena, reconozcamos el ejemplo!

Atentamente,

Pablo Felipe Pérez G.

(Carta publicada en el Diario El Mundo de Medellín, en la sección Cartas sobre la mesa, el 28 de septiembre de 1998, y en El Semanal en la sección Llegan Cartas, el 31 de julio de 1998)

21 de julio de 1998

Medellín, segunda patria de un cubano

Medellín, julio de 1998.

Doctor Guillermo Gaviria E.
Director
Diario El Mundo de Medellín.

Respetado doctor Gaviria: con gusto redacto la presente, para expresarle a usted y al colectivo que dirige, mis felicitaciones por la destacada labor desarrollada cada día en las páginas del Periódico El Mundo; créame usted, lo hago con toda la sinceridad que caracteriza a los cubanos donde quiera que nos encontremos.

Quiero agradecer con emoción, las muestras de respeto y recordación del pueblo antioqueño al ilustre ingeniero, don Francisco Javier Cisneros, que el pasado día 7 de julio cumpliera 100 años de su desaparición física; una muestra de ello ha sido el artículo firmado por el señor José María Bravo —El Mundo, 8 de julio de 1998—, donde en síntesis aborda la modestia y el empuje de este cubano en tierras antioqueña y su aporte al desarrollo de Antioquia el pasado siglo, a pesar de las dificultades y las luchas intestinas.

Grandes fueron los esfuerzos, muchos los colombianos que unidos a este ilustre cubano, aceptaron el reto de las adversidades y alcanzaron el triunfo; traer a tierras antioqueñas el ferrocarril, símbolo en su época del desarrollo.

Merecido homenaje a don Francisco Javier Cisneros, pero también con este homenaje se hace justicia a todas aquellas personas —muchas de ellas hoy en el anonimato— que junto al artífice demostraron hombro a hombro, con la fe y la esperanza, que en la unidad estará siempre la fuerza.

Una vez más se inscribe en la historia de Latinoamérica, el espíritu de colaboración y apoyo mutuo entre los hombres de bien en nuestro continente.

De igual manera deseo expresar mi solidaridad con las personas que defienden el rescate de ese patrimonio llamado Ferrocarril de los antioqueños, símbolo de un pasado cada vez más presente y necesario, como legado de un colosal esfuerzo, a la historia y a las futuras generaciones; sin olvidar que con la recuperación del Ferrocarril de Antioquia, muchos ciudadanos tendrán un medio adicional de transporte, esparcimiento, cultura; que decir del apoyo al desarrollo de la región en lo que a comercio se refiere.

Los medios de comunicación tienen en este esfuerzo un papel a jugar extraordinario; estoy convencido que El Mundo así como el colectivo que aglutina, será estandarte de esta tarea histórica.

Ahora, cuando se vislumbra en el horizonte un mañana de paz duradera para los colombianos, toca a cada uno de nosotros aportar nuestros modestos y sinceros esfuerzos para sacar adelante a esta tierra plena de riqueza, incluso vírgenes; y lo más importante, rescatar ese orgullo paisa puesto a prueba en múltiples oportunidades, es decir, de emprendedores, armoniosos y hospitalarios.

Quiero agradecer su atención y expresar mi satisfacción por haber encontrado en Antioquia una segunda patria y conocer a un pueblo muy especial. Tenga usted, el colectivo que dirige y el pueblo colombiano en mi persona a un servidor, deseoso de ayudar en lo que fuera necesario, poniendo a disposición de todos mis modestos esfuerzos y conocimientos. Créame, lo hago con mucho gusto y sinceridad, porque para mí la sinceridad es el comienzo y es el final de todas las cosas; sin sinceridad no tiene sentido nada.

Luchemos unidos por la Antioquia del futuro.

Gracias Antioquia, gracias Colombia.

Fraternalmente.

Pablo Felipe Pérez Goyry

(Carta publicada en el Diario El Mundo, de Medellín, en la sección Cartas sobre la mesa, el 21 de julio de 1998)


Pablo Felipe  Pérez Goyry

Freelance: Writer - Journalistic Analyst - Photographer Design Editor - CEO - Chemical Industrial & Analyst

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