Más allá del caparazón de la letra / Máximo confesor

Más allá del caparazón de la letra / Máximo confesor

La Sagrada Escritura, como un todo, es como un hombre. El Antiguo Testamento es el cuerpo; lo nuevo es el alma, la inteligencia es el espíritu.

En otra perspectiva, podemos decir que en toda la Sagrada Escritura, el Antiguo y el Nuevo Testamento, hay dos aspectos: el contenido histórico, que corresponde al cuerpo; y el sentido profundo, el objetivo que la mente debe buscar, que corresponde al alma.

Piensa en el hombre: es mortal en las cualidades visibles, inmortal en las cualidades invisibles.

Así es la Escritura. Contiene la letra, el texto visible, que es fugaz. Pero también contiene el espíritu oculto debajo de la letra, que nunca se extingue y debe ser el objeto de nuestra contemplación.

Pensemos nuevamente en el hombre: si quiere ser perfecto, domina las pasiones y mortifica la carne. Así es la Escritura. Si la escuchan espiritualmente, circuncidará la carta misma.

Pablo dice: "A medida que el hombre externo se deteriora, el hombre interno se renueva cada vez más" (2 Cor. 4:16). Podemos decirlo también de las Escrituras.

Cuanto más se elimina la letra, más gana el espíritu. Cuanto más retroceden las sombras del sentido literal, más crece la espléndida verdad de la fe. Por eso se escribió la Escritura.

Máximo confesor, Mystagogy 6

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©Pablo Felipe Pérez Goyry

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¡Dios, ilumina mi fe y caridad! ¡Dios, ilumina y bendice las buenas obras e ideas!
¡Que en todo sea Dios glorificado! ¡+Pax!

                          

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