Contrariamente a los pronósticos, el 1 de enero de 2009, se cumplirá el quincuagésimo aniversario de la traición a una esperanza. Cincuentenario de dimes y diretes entre los defensores y detractores de la “revolución cubana”. En las últimas semanas la pelea entre comadres se ha exacerbado y la verdad parece naufragar entre tanta podredura, manipulación y desvergüenza.
Por estos días, el gobierno de Estados Unidos ha dicho que dio 100.000 dólares en ayuda para Cuba y que aceleró la aprobación de 250 millones de dólares en ventas agropecuarias de empresas estadounidenses a la isla. Además, ofreció cinco millones de dólares en ayuda, que La Habana rechazó argumentando que no aceptaría nada de una nación que mantiene un embargo económico desde 1962.
Por esta razón, el representante castro-comunista, Felipe Pérez Roque, en una conferencia de prensa en La Habana, acuso a EE.UU. de mentir sobre la ayuda ofrecida a la isla tras el paso de los huracanes Ike y Gustav, y dijo que su embargo comercial de 46 años estaba perjudicando la recuperación tras los ciclones. Afirmó, que el gobierno de Estados Unidos lleva a cabo "una operación de propaganda" para aparentar que está ayudando a la isla tras los huracanes. Y sobre los 100.000 dólares, apuntó: "no tenemos la menor idea de dónde fue a parar ese dinero, que, además, no le hemos pedido". También, explicó que las licencia concedidas para que empresas estadounidenses vendan productos agrícolas a Cuba, permitido por el embargo, era un procedimiento de rutina y no representaba ayuda porque la isla pagaba en efectivo. "Es un descaro", dijo al señalar que Washington aprobó este año 45 millones de dólares, para grupos disidentes a los que La Habana califica de "mercenarios", y otros 40 millones para "transmisiones ilegales subversivas" de radio y televisión en la Isla.
En las inmediaciones de la agencia Marazul, en el noroeste de Miami, Ramón Saul Sánchez, líder del movimiento Democracia, junto a un grupo de exiliados protestan en contra de las tarifas de los boletos aéreos a Cuba y el costo de los envíos de encomiendas. ROBERTO KOLTUN/ El Nuevo HeraldAl mismo tiempo, se solicitó el alivio al embargo, por algunos grupos del exilio, la oposición y legisladores estadounidenses; cuando los huracanes Gustav y Ike, recorrieron la Isla, y dejaron a su paso miles de damnificados y pérdidas por más de 5.000 millones de dólares.
No es un arcano de que una mentira, es matrona de miles de descendientes. Y que la verdad encalla; más, nunca extinguida la verás. De es posible que el mentiroso se venere, y el que dice la verdad, decapitado. Mentiras y verdades, farsas y realidades, es por décadas el conflicto entre los cubanos.
Sin embargo, un ejemplo de verdad es la que por treinta años realiza la orden católica de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, en la Florida. Ahora, mientras de Miami a Washington y en Cuba se discute si se debe o no moderar las restricciones de viajes, remesas y el embargo comercial tras dos huracanes seguidos, las monjas no tienen nada que debatir. Para ellas, su quehacer es salvaguardar vidas y almas. Hoy día, los cabilderos fuera de su juicio y habladores acomodadizo pueden cuestionar las donaciones y si son o no interceptados por el régimen cubano. Empero, las monjas tienen 14 años de destreza y saben al dedillo como garantizar que sus donaciones lleguen a las manos confiables. Para estas hermanas condescendientes, este no es tiempo de debate.
La hermana Hilda Alonso, de las Hijas de la Caridad, recolecta los artículos que serán donados a las víctimas de los huracanes Ike y Gustav en Cuba. C.M.Guerrero / El Nuevo Herald.
Bueno es recordarle a los patrioteros en Cuba y el exilio, lo que decía José Martí: "El mal nunca podrá elevarse a la altura del bien".
Quien con panza rellena no entiende el hambre ajena y lucra con el sufrimiento de los cubanos que están en el archipiélago, ante los que ayudan deberían sentir vergüenza, y silenciar su locura irresponsable e intransigencia. Los auténticos cubanos en el exilio y en Cuba, están agradecidos de los gestos de solidaridad, como el de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, en la Florida. Ojalá, esta vez sea una experiencia en la que deben involucrarse los políticos cubanos y estadounidenses, sin medias tintas.
Voluntarios descargan agua, medicinas y alimentos colectados por los estudiantes del Hialeah High School, y donados a las Hijas de la Caridad, para enviarlos a los damnificados cubanos. C.M.Guerrero / El Nuevo Herald
Es tiempo de acción y sensibilidad espiritual, solidaridad humana y grandeza escrupulosa, hacia las personas afectadas en Cuba por la devastación de los huracanes. Acciones sin dimes y diretes, condiciones, prejuicios, y ausente de la politiquería soberbia de la extrema derecha o la izquierda fanática.
Indudablemente, mientras un pueblo está sumergido en la indigencia y la catástrofe, los dos gobiernos polemizan sus puntos de vista inflexible. El régimen castro-comunista y el gobierno estadounidense siguen la quincuagenaria partida de ajedrez, que está empantanada con final inconcluso y: ¡Alabanzas propias, que son mentira clara! ¿Quién gana? ¿Quién pierde? ¿Quién dice la verdad y quién miente?
Aunque personalmente no estoy de acuerdo, será que tiene razón Pablo Ruiz Picasso, cuando al opinar sobre la verdad dijo: “Aunque sólo existiera una verdad única, no se podría pintar cien cuadros sobre el mismo tema”. Y la mentira, para Lord Bayron: “No es otra cosa que la verdad con máscara”.
Con todo: ¿Hasta cuándo tanto anacronismo, chisme y odio entre hermanos? ¿Hasta cuándo aceptar las palabras melosas, siempre embaucadoras? ¿Dónde están los 45 millones de ayuda para los grupos disidentes? ¿Hasta cuándo las camorras entre comadres? ¿Cuántos años más de dimes y diretes?
Empero, como el tiempo apremia y debo finalizar, mi punto de vista sobre los últimos acontecimientos, es que valiente y noble es aquel que aún a su peor enemigo ayuda en momentos difíciles. Así, con decoro y benevolencia se destruyen las fronteras. Ahora, no es momento de cegueras y cizañas, el que no quiera ayudar debe dar la callada por respuesta y dejar el paso libre.
No tengo la menor duda que lo dicho aquí tendrá antagonistas y defendedores, a los primeros respeto su frenesí, a los segundos doy las gracias con un abrazo fraternal desde el alma. Por lo tanto, como los compatriotas decentes, agradezco las ayudas y acciones a favor de los damnificados cubanos, que tienen, por ahora, confinado su día a día y sin otra alternativa que la prudencia. A buen entendedor pocas palabras bastan.Ω
*Pablo Felipe Pérez Goyry.
Analista y Periodista Independiente.
Miembro del Instituto Nacional de Periodismo Latinoamericano.
Web: http://es.geocities.com/libertadeopinion/
Blog: http://contextuspablofeliperezg.blogspot.com/


Por eso, ha sido la mayor catástrofe registrada en los últimos cincuenta años. De ahí, que más de medio millón de viviendas destruidas parcial o total han dejado a miles de familias en la calle y, miles están sin electricidad y agua potable; la mayoría de los cultivos están destruidos; los daños en la infraestructura económica son abundantes e infausto; hay miles de damnificados por las inundaciones. Se calcula que las perdidas son de cinco mil millones de dólares y puede durar la reconstrucción varios años.
En este momento, el pueblo cubano está sumergido en un contextus excesivamente embrollado, y el régimen con su arrogancia dictatorial se da el lujo de rechazar el ofrecimiento de ayuda humanitaria, hecha por las autoridades estadounidense, que con urgencia necesitan los cubanos que residen en el archipiélago. Por otro lado, a esto se suma el no-levantamiento de las restricciones a los cubanos exiliados para puedan enviar a sus familiares urgentes remesas, paquetes y visitarlos.

No es un secreto la difícil situación de los cubanos, que sobreviven en un aletargado contextus implantado por un régimen totalitario. Ahora mismo, los nacionales sobrellevan una de las mayores tragedias ocasionadas por un huracán, que traerá más pobreza y represión.
Pero si algo es repudiable es la incapacidad que enfrentan los compatriotas que viven en los EE.UU., a quienes se les niega la posibilidad de ayudar con remesas y paquetes postales a sus familiares, pues, Bush no quiere declarar una moratoria de 90 días a estas restricciones. De igual manera, si execrable es la actitud del gobierno estadounidense, es hipócrita la de aquellos que por décadas ha promovido y apoyado prohibiciones como esta. ¿Acaso estos no tiene familiares en la isla? ¿Por qué ahora solicitan ayuda directa para los cubanos que viven en la isla?
No quiero pensar mal, empero, tengo la percepción que estos “cubanos”, amalgamados al gobierno norteamericano, les remuerde la conciencia o ya están buscando votos para el partido republicano o demócrata, para las muy cercanas elecciones presidenciales. De ser así, no me extrañaría, pues, no es la primera vez que cosas parecidas ocurren en el exilio floridano. Es posible que, ellos, interpretan al dedillo que la procacidad conoce “el precio de todo y el valor de nada”.
Sin embargo, acepto la pipa de la paz, porque en horas trágicas como las que viven los cubanos, decente es vigorizar lo anotado por la compatriota Beatriz del Carmen Pedrosa y cito: “En tiempos de catástrofe el tesoro más grande que pueda guardar la humanidad es la inteligencia seguida de la compasión y el amor al prójimo”. (Véase ‘Tiempos de cambio para una catástrofe’. Pedroso, Beatriz del Carmen. Misceláneas de Cuba. 6 de septiembre de 2008)
Desde esta tribuna, quiero sumar mi voz a las que hacen un llamado sincero a la comunidad internacional, para que más allá de los dogmas políticos llegue ayuda urgente al archipiélago. Detrás del huracán Ike, las pesadillas y secuelas, sumadas a las ya endémicas, abarrotan a los cubanos en un calvario interminable e inhumano; es esencial la solidaridad desinteresada y prudente para pueda llegar con celeridad la colaboración que permita mitigar la crisis humanitaria que existe en Cuba. ¡Namaste!
Estragos provocados por Ike en Cuba
