
BBC - La Habana
Jueves, 29 de octubre de 2009.
Mi abuelo me vino a la cabeza. Él me hablaba de los tiempos en los que "el mejor aval era la palabra de un hombre" y me contaba como "en otras épocas" en mi país se podía vender hasta un campo sin firmar previamente ningún documento.
Si le hago caso a mi abuelo podría pensar que Cuba es el último reducto en el mundo en el que aún se cierran tratos sin papeleos, donde basta la palabra de un hombre o de una mujer como garantía de que se cumplirán los acuerdos.
El hecho podría ser consecuencia de la política económica del sistema socialista que rige la vida del país. El asunto es que casi todos los negocios que se hacen son ilegales, lo que impide que puedan avalarse jurídicamente.