Por Pablo Felipe Pérez Goyry
24 de julio de 1999.
Colombia, país donde anarquía y desorden son pan de cada día; está en una encrucijada y pocas salidas.
Situada al norte del llamado cono sur americano, tiene una superficie de 1'141, 748 kilómetros cuadrados. Los nueve mil kilómetros de frontera, están compartidos con Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela. Se beneficia de costas al Océano Pacífico y el Atlántico. La población supera los treinta y seis millones de habitantes.
Por más de cincuenta años, Colombia está embarcada en una suerte de prolongada guerra. El mayor anhelo, de los colombianos es sea una realidad, la paz.
El protagonismo de los partidos tradicionales - liberal y conservador- en antagonismo armado y político; engendraron heridas muy profundas y palpitantes, en la sociedad colombiana. Los narcotraficantes, también han causado muerte y dolor.
No son exclusivas consecuencias, las mencionadas, que generan problemas al pueblo colombiano. Las acciones, de guerrilla y grupos paramilitares, no poden olvidarse. Considerados por muchos - no a falta de razón - como "terroristas".
País agobiado por una dilatada beligerancia y constante inestabilidad económica. Cada momento es descubierto un problema de corrupción, en los diferentes estratos sociales, políticos y económicos. Al 20 por ciento se eleva el desempleo. La crisis educacional es alarmante.
Justificación y opiniones - filosóficas unas y utópicas otras- de los actores armados; no convencen a nadie. Sus actividades, más delictivas que política, están destruyendo Colombia.
Iniciativa para dialogar y conseguir la paz, han sido inútiles, en más de una oportunidad.
Negociación, con el ELN - segundo grupo insurgente de importancia, con más de 5,000 guerrilleros -, se iniciaron, por primera vez, en julio de 1998. Se aborta.
Nuevo ensayo entre el ELN y representantes de la Sociedad Civil colombiana, permite sea rubricado el "Acuerdo de la Puerta del Cielo", en Maguncia, ciudad alemana, en 1998.
Este pacto procuraba, del gobierno, un despeje militar en cuatro municipios, al norte de Colombia; para celebrar una Convención Nacional.
Esta, Convención, facilitaría la participación de toda la Sociedad Civil. El fin, confección de una agenda nacional. Sería el cimiento para una probable negociación entre el ELN y gobierno.
Buscando presionar, luego de firmar el "Acuerdo de Maguncia"; el ELN ejecutó dos secuestros masivos de civiles. En uno, secuestran los tripulantes y pasajeros de un avión de la Línea Avianca, en pleno vuelo. Cuando cubría el itinerario entre la ciudad de Barancabermeja y Bogotá, la capital.
Mientras el segundo, lo perpetran, en la Iglesia La María; en la Ciudad de Cali. Más de un centenar, de personas, fueron retenida en estos sucesos.
Esto suscitó que el gobierno se rehusara a todo, eventual, diálogo con el grupo guerrillero. Reivindicando, el presidente Pastrana, sin condiciones; fueran puestas en libertad todas las personas apresadas.
Andrés Pastrana, presidente de Colombia, y la comunidad internacional; catalogan al ELN - por estos y otros hechos- como "terroristas".
Desde ese momento, los insurgentes del ELN, perdieron su posible credibilidad y un espacio político.
Un nuevo proceso de conversaciones - para una probable firma de paz- se logra entre Pastrana y Manuel Marulanda Vélez (Tirofijo); jefe máximo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP).
El primer acercamiento de Pastrana y Tirofijo - fue un encuentro el 10 de julio en 1998- se realizó en algún paraje de la selva colombiana; bajo control de las Farc-ep.
Reconocidas como la guerrilla más antigua, en América Latina, las Farc-ep cuenta con entre 10,000 y 14,000 combatiente.
Los contactos llevaron a un acuerdo, febrero de 1999, para establecer una mesa de trabajo. Estas reuniones se realizarían en una zona de 42 mil kilómetros cuadrados, bajo el control total de las Farc-ep. Según acuerdo entre las partes negociadoras.
Al transferirse el inicio oficial de los trabajos, con miras a establecer una agenda común, del 7, para el 20 de julio. Se inicia de esta manera el primer choque insensato - con el gobierno y el pueblo colombiano- de la Farc-ep. Se adelanta para el 19 de julio. Esta última fecha se suspende y traslada para el 30 de julio.
Hasta el momento, no han comenzado las negociaciones. Los colombianos continúan esperado la tan añorada paz. Mientras siguen los secuestros, matanzas y desapariciones.
A pesar de estas reuniones, las Farc-ep lanzaron una brutal ofensiva, el pasado jueves 8 de julio. La peor parte, como siempre, la sufrió en carne propia la población civil. Esta ofensiva, pretendía demostrar la fortaleza de las Farc-ep.
Estos enfrentamientos, entre él ejercito nacional y las Farc-ep, fueron un revés total para los insurgentes. Los muertos, en las filas de la guerrilla, fueron superiores a los 300 insurgentes.
A esto debemos añadir los llamados grupos paramilitares, formados en 1990. Ellos mantienen gran beligerancia contra los grupos guerrilleros. Son cientos los masacrados por estos grupos, además de los secuestros.
Para tener una idea actualizada sobre esta crisis colombiana, veamos algunas cifras. Estas muestran cuanto salvajismo existe en el conflicto armado de Colombia.
José Fernando Castro, Defensor del Pueblo, explicó recientemente: "Las Farc-ep en la llamada zona de despeje está fusilando a personas civiles, con estos hechos violan acuerdos sobre Derechos Humanos". Estas acusaciones las aceptó el vocero de las Farc-ep Raúl Reyes; en una entrevista, con medios de comunicación.
Noticias provenientes de la zona, dan cuenta de once civiles fusilados por el supuesto de ayudar o pertenecer a grupos paramilitares.
"También se conoció hay 34 civiles retenidos por las FARC, acusados de ser miembros de auto defensas; estos corren el peligro de ser también fusilados", argumento el Defensor del Pueblo.
En el balance, del primer semestre de 1999, la Defensoría del Pueblo, informó: "...fueron asesinadas 847 personas en 185 matanzas en ese periodo; esto representa un 68 por ciento - de incremento - con relación a 1998".
"Durante el mes de enero de 1999, se conocieron 30 matanzas - una por día - con un saldo de 189 muertos; mientras en mayo se registraron 37 crímenes colectivos el saldo, 158 muertos".
Otros datos suministrados, por el Defensor del Pueblo, registran: "52 crímenes cometidos por los paramilitares y 22 por las Frac". Además: "Los paramilitares mataron 328 personas en asesinatos colectivos y 110 las Farc-ep".
Por otra parte, responsabilizó al ELN de: " Seis matanzas que ocasionaron 18 muertos". Continuó manifestó el Defensor del Pueblo.
Otro aspecto del informe señala: " ... grupos armados sin definir, perpetraron entre enero y junio de 1999, un total de 21 matanzas, asesinando 78 personas".
Ha estas cifras se suman: "... 45 casos, con 160 muertes, atribuidos a ‘desconocidos".
Al conocer estas informaciones del Defensor del Pueblo, sobran las palabras.
Violencia y crisis económica incrementan, en las últimas semanas, el número de emigrantes colombianos, con deseos ir al exterior. Buscan mejores garantías, no solo para sus vidas, también económicas.
La deuda externa crece a ritmo alarmante. Una tasa cambiaría - peso colombiano con relación al dólar - inestable. El desembolso de sumas millonarias - del Banco de la República (Central) - con intención de frenar las constantes especulaciones.
Prueba de los ajustes económicos, es la Caja Agraria; al ser liquidada, envío al desempleo más de 7,000 trabajadores. Se espera liquiden tres bancos estatales más; esto dejará a otros 6,000 empleados sin trabajo.
La prohibición de entrar a suelo venezolano, de los camioneros colombianos, ha provocado fricciones serias entre ambos gobiernos.
El presidente Hugo Chávez; ha sostenido su aseveración: "... por no existir garantías para los camioneros venezolanos en carreteras de Colombia, no permitiremos entren los transportadores de carga colombianos en nuestro país". "El gobierno venezolano invoca ‘El Acuerdo de Cartagena y su artículo 204, de la decisión 399’. Este se refiere al libre transito, y exige a los estados signatarios del Pacto Andino garantizar la seguridad de los que van a la otra República". Afirmo el presidente venezolano.
Panamá también a sufrido las consecuencias de la impunidad en Colombia. Sus fronteras son violadas manera indiscriminada, por paramilitares, guerrilleros y narcotraficantes.
Estados Unidos de América – al constatar todas las violaciones del territorio panameño - ha declarado: "Estamos preocupados, por los peligros, que estas violaciones pudieran tener para la estabilidad de Panamá y el buen funcionamiento en las instalaciones del Canal".
Perú, por su parte, en resiente declaraciones del presidente, Alberto Fujimori, indico: "La intransigencia ante posibles cruces de la frontera por narcotraficantes, paramilitares y guerrilleros". Según Fujimori: "Tendrán que enfrentarse a las Fuerzas Armadas del Perú y las leyes del país. Estas medidas serán aplicadas, con el mismo rigor, que a los terroristas y delincuentes peruanos".
Ante estas verdades, el pueblo y gobierno colombiano no tiene por el momento una verdadera estrategia que permita, a corto plazo, alcanzar una paz perdurable. Tampoco se vislumbra una ética por parte de los actores armados. Sus actitudes no demuestran buena voluntad de paz.
La historia sobre movimientos de liberación nacional y de izquierda – que proliferaron en los años 50 y 60 en América Latina - no todos llegaron a final feliz. Solo dos movimientos lograron llegar, por las armas, al poder: el Ejercito Rebelde, liderado por Fidel Castro, en la isla de Cuba; y el Frente Sandinista de Liberación nacional(FSLN), en Nicaragua.
Por estos días, solo se mantiene en el poder contra viento y marea - sostenido en sólidos conceptos socialistas y apoyado por la mayoría del pueblo cubano - Fidel Castro. Los sandinistas, no demostraron unidad y perdieron el poder. Esto se comprobó en las urnas; en unas elecciones donde no sustentaron con veracidad su firme convicción militante de unidad nacional. A pesar de su capacidad de movilizar el pueblo, no a podido retomar el poder político; gracias a EE.UU.
Otros movimientos, como el Tupamaros, en Uruguay; fue desarticulado y derrotado. En el Salvador - la guerrilla- fue prácticamente obligada a negociar la paz, en ese país centroamericano.
Solo es posible una solución al conflicto armado y la intolerancia, en Colombia, si existe un alto al fuego total. Con una verificación y control internacional. Sin esta premisa, no tiene sentido hablar de diálogo y mucho menos de paz.
Cualquier filosofía debe sustentarse en serios conceptos de buena voluntad y ética; con un objetivo, el supremo bien a humanidad y el respeto elemental a la vida.
Hoy, es evidente la imposibilidad de encontrar la paz a corto plazo, mucho menos a mediano. Es cada vez más real, una eventual intervención militar - directa o indirecta - de Estados Unidos.
Queda claro; ante el impedimento de una paz negociada, solo se vislumbra una solución por la fuerza.
Se impone preguntar a los actores armados, al gobierno, al pueblo colombiano: ¿Es real y sólida una democracia, donde el poder político, económico y social, está fracturado?
¿Hay sensatez en el proceso de paz? Cuando el protagonismo de las Ongs, Alcaldes, funcionarios privados o estatales, no aceptan utilizar una estrategia única bajo control y dirección del gobierno central.
¿Han valorado, los colombianos, en que circunstancias se desarrollan los diálogos de paz? ¿Existe en realidad discrepancias en los mandos de las Farc-ep y el ELN? No es más discreto y sabio, pensar tienen mandos unificados y pueden saber a donde van. Evitando con esto subestimar a los insurgentes. ¿Está Colombia preparada para resistir por tiempo prolongado la guerra interna? ¿Se debe aceptar una intervención militar extranjera - directa o indirecta - como solución para alcanzar una paz duradera en Colombia?
Una encuesta realizada por el noticiero colombiano, Radio Sucesos RCN - entre sus oyentes - puede ser una respuesta. Nos permite, esta encuesta, valorar el ánimo actual que mueve a los colombianos.
La investigación consistía en responder la pregunta: "¿Apoyaría usted una intervención militar de Estados Unidos en Colombia?".
Los resultados fueron inesperados: "De un total de 1.963 encuestados, el 66.33 % mostró su apoyo a una intervención de EE.UU., solo el 31 % estuvo en contra".
Sí lo anterior, es la opinión creciente, de los colombianos. Apoyamos el magnífico análisis del Editorial - diario "El Mundo" - publicado el pasado 22 de julio, y cito:
"Una de dos. O sé prohibe este tipo de encuestas so pena de cancelación de licencias a los medios que las realicen, o se acepta que aquí - en Colombia - está pasando algo muy grave en materia de opinión pública. Por que si la consulta de marras refleja siquiera en forma aproximada esa opinión, estaríamos asistiendo a un cambio acelerado y substancial de la cultura nacional, del modo de ser colombianos, a una verdadera revolución en los conceptos de patria y soberanía".
Si lo de la encuesta es una actitud consciente de la opinión pública colombiana, hay que desvelarse por las consecuencias del futuro próximo.
No se puede aceptar, una intervención militar, para solucionar – quizás – el conflicto armado en Colombia. Es difícil admitir, los colombianos acepten renunciar a su identidad, soberanía e independencia nacional.
Reiteramos - como en trabajos anteriores - nuestra preocupación sobre ulteriores sucesos.
Tristeza y dolor, nos causa aceptar la verdad. Otra declaración, en el mismo Editorial, nos invita a la reflexión; cito:
"... si la mayoría de los colombianos está dispuesta hoy a justificar ‘esa intervención militar’..., se ha perdido, lamentablemente, toda confianza en las propias instituciones". "El silogismo elemental que se desprendería de esa encuesta sería éste: la guerrilla es el peor mal del país; es así él ejercito nacional no ha sido capaz de derrotarla, luego entonces que vengan los gringos a librarnos de ella. ¡Manes de Bolívar y Santander, venid en nuestra ayuda!".
Para negociar una paz justa y duradera en Colombia, es primordial desterrar el protagonismo. Hay que excomulgar los discursos sin un juicio de unidad nacional.
Es necesaria, una dirección única; una sola voz de mando.
De esta manera, se logrará atar pies y manos de la anarquía y el desorden. Por éste camino, es posible rescatar la gobernabilidad perdida.
La paz y los destinos de Colombia, están en manos de los colombianos. Ese anhelo, de convivencia pacífica, se hará realidad; cuando Colombia y los hombres de bien actúen con sabiduría.
Hoy, más que nunca, es deber de los colombianos estar despiertos y vigilantes. Pendientes han de estar, de los eventos a cada hora. Una equivocación en las posiciones, puede llevar a una circunstancia más humillante y deshonrosa. Ojos, muy abiertos, ante una posible intervención foránea.
Una mediación militar, de Estados Unidos, en Colombia; significa renunciar a la autodeterminación nacional. Aceptar los colombianos su incompetencia - para solucionar sus problemas - como nación.
Mientras vivimos en medio de las novedades, llegan a nuestra mente aspectos de la historia de América Latina. De algo si no es posible olvidarse: ¿cuáles son los resultados? Cada vez que los gringos han "ayudado" - intervenido militarmente - a una nación. No sobrarían los testimonios.
Lastima no contar con hombres insignes como, Bolívar, Benito Juárez y José Martí; quienes lucharon por la dignidad y soberanía, de América Latina.
La unidad latinoamericana, es hoy más urgente que nunca. Una potencial intervención militar - de Estados Unidos - en Colombia, es cada día más visible. Es necesario el rechazo total, la colaboración y solidaridad.
Idioma que pueda manifestar el drama vivido y que viven los colombianos, no existe.
Cobran actualidad, las palabras del apóstol, de la independencia de Cuba, José Martí - publicado el 30 de abril de 1892, en el periódico "Patria", Nueva York - y cito:
"Honrar a la patria es una manera de pelear por ella, así como hacer algo que la deshonre es pelar contra ella". (Este documento puede ser reeditado - total o parcial - citando autor y fuente).
24 de julio de 1999.
Colombia, país donde anarquía y desorden son pan de cada día; está en una encrucijada y pocas salidas.
Situada al norte del llamado cono sur americano, tiene una superficie de 1'141, 748 kilómetros cuadrados. Los nueve mil kilómetros de frontera, están compartidos con Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela. Se beneficia de costas al Océano Pacífico y el Atlántico. La población supera los treinta y seis millones de habitantes.
Por más de cincuenta años, Colombia está embarcada en una suerte de prolongada guerra. El mayor anhelo, de los colombianos es sea una realidad, la paz.
El protagonismo de los partidos tradicionales - liberal y conservador- en antagonismo armado y político; engendraron heridas muy profundas y palpitantes, en la sociedad colombiana. Los narcotraficantes, también han causado muerte y dolor.
No son exclusivas consecuencias, las mencionadas, que generan problemas al pueblo colombiano. Las acciones, de guerrilla y grupos paramilitares, no poden olvidarse. Considerados por muchos - no a falta de razón - como "terroristas".
País agobiado por una dilatada beligerancia y constante inestabilidad económica. Cada momento es descubierto un problema de corrupción, en los diferentes estratos sociales, políticos y económicos. Al 20 por ciento se eleva el desempleo. La crisis educacional es alarmante.
Justificación y opiniones - filosóficas unas y utópicas otras- de los actores armados; no convencen a nadie. Sus actividades, más delictivas que política, están destruyendo Colombia.
Iniciativa para dialogar y conseguir la paz, han sido inútiles, en más de una oportunidad.
Negociación, con el ELN - segundo grupo insurgente de importancia, con más de 5,000 guerrilleros -, se iniciaron, por primera vez, en julio de 1998. Se aborta.
Nuevo ensayo entre el ELN y representantes de la Sociedad Civil colombiana, permite sea rubricado el "Acuerdo de la Puerta del Cielo", en Maguncia, ciudad alemana, en 1998.
Este pacto procuraba, del gobierno, un despeje militar en cuatro municipios, al norte de Colombia; para celebrar una Convención Nacional.
Esta, Convención, facilitaría la participación de toda la Sociedad Civil. El fin, confección de una agenda nacional. Sería el cimiento para una probable negociación entre el ELN y gobierno.
Buscando presionar, luego de firmar el "Acuerdo de Maguncia"; el ELN ejecutó dos secuestros masivos de civiles. En uno, secuestran los tripulantes y pasajeros de un avión de la Línea Avianca, en pleno vuelo. Cuando cubría el itinerario entre la ciudad de Barancabermeja y Bogotá, la capital.
Mientras el segundo, lo perpetran, en la Iglesia La María; en la Ciudad de Cali. Más de un centenar, de personas, fueron retenida en estos sucesos.
Esto suscitó que el gobierno se rehusara a todo, eventual, diálogo con el grupo guerrillero. Reivindicando, el presidente Pastrana, sin condiciones; fueran puestas en libertad todas las personas apresadas.
Andrés Pastrana, presidente de Colombia, y la comunidad internacional; catalogan al ELN - por estos y otros hechos- como "terroristas".
Desde ese momento, los insurgentes del ELN, perdieron su posible credibilidad y un espacio político.
Un nuevo proceso de conversaciones - para una probable firma de paz- se logra entre Pastrana y Manuel Marulanda Vélez (Tirofijo); jefe máximo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP).
El primer acercamiento de Pastrana y Tirofijo - fue un encuentro el 10 de julio en 1998- se realizó en algún paraje de la selva colombiana; bajo control de las Farc-ep.
Reconocidas como la guerrilla más antigua, en América Latina, las Farc-ep cuenta con entre 10,000 y 14,000 combatiente.
Los contactos llevaron a un acuerdo, febrero de 1999, para establecer una mesa de trabajo. Estas reuniones se realizarían en una zona de 42 mil kilómetros cuadrados, bajo el control total de las Farc-ep. Según acuerdo entre las partes negociadoras.
Al transferirse el inicio oficial de los trabajos, con miras a establecer una agenda común, del 7, para el 20 de julio. Se inicia de esta manera el primer choque insensato - con el gobierno y el pueblo colombiano- de la Farc-ep. Se adelanta para el 19 de julio. Esta última fecha se suspende y traslada para el 30 de julio.
Hasta el momento, no han comenzado las negociaciones. Los colombianos continúan esperado la tan añorada paz. Mientras siguen los secuestros, matanzas y desapariciones.
A pesar de estas reuniones, las Farc-ep lanzaron una brutal ofensiva, el pasado jueves 8 de julio. La peor parte, como siempre, la sufrió en carne propia la población civil. Esta ofensiva, pretendía demostrar la fortaleza de las Farc-ep.
Estos enfrentamientos, entre él ejercito nacional y las Farc-ep, fueron un revés total para los insurgentes. Los muertos, en las filas de la guerrilla, fueron superiores a los 300 insurgentes.
A esto debemos añadir los llamados grupos paramilitares, formados en 1990. Ellos mantienen gran beligerancia contra los grupos guerrilleros. Son cientos los masacrados por estos grupos, además de los secuestros.
Para tener una idea actualizada sobre esta crisis colombiana, veamos algunas cifras. Estas muestran cuanto salvajismo existe en el conflicto armado de Colombia.
José Fernando Castro, Defensor del Pueblo, explicó recientemente: "Las Farc-ep en la llamada zona de despeje está fusilando a personas civiles, con estos hechos violan acuerdos sobre Derechos Humanos". Estas acusaciones las aceptó el vocero de las Farc-ep Raúl Reyes; en una entrevista, con medios de comunicación.
Noticias provenientes de la zona, dan cuenta de once civiles fusilados por el supuesto de ayudar o pertenecer a grupos paramilitares.
"También se conoció hay 34 civiles retenidos por las FARC, acusados de ser miembros de auto defensas; estos corren el peligro de ser también fusilados", argumento el Defensor del Pueblo.
En el balance, del primer semestre de 1999, la Defensoría del Pueblo, informó: "...fueron asesinadas 847 personas en 185 matanzas en ese periodo; esto representa un 68 por ciento - de incremento - con relación a 1998".
"Durante el mes de enero de 1999, se conocieron 30 matanzas - una por día - con un saldo de 189 muertos; mientras en mayo se registraron 37 crímenes colectivos el saldo, 158 muertos".
Otros datos suministrados, por el Defensor del Pueblo, registran: "52 crímenes cometidos por los paramilitares y 22 por las Frac". Además: "Los paramilitares mataron 328 personas en asesinatos colectivos y 110 las Farc-ep".
Por otra parte, responsabilizó al ELN de: " Seis matanzas que ocasionaron 18 muertos". Continuó manifestó el Defensor del Pueblo.
Otro aspecto del informe señala: " ... grupos armados sin definir, perpetraron entre enero y junio de 1999, un total de 21 matanzas, asesinando 78 personas".
Ha estas cifras se suman: "... 45 casos, con 160 muertes, atribuidos a ‘desconocidos".
Al conocer estas informaciones del Defensor del Pueblo, sobran las palabras.
Violencia y crisis económica incrementan, en las últimas semanas, el número de emigrantes colombianos, con deseos ir al exterior. Buscan mejores garantías, no solo para sus vidas, también económicas.
La deuda externa crece a ritmo alarmante. Una tasa cambiaría - peso colombiano con relación al dólar - inestable. El desembolso de sumas millonarias - del Banco de la República (Central) - con intención de frenar las constantes especulaciones.
Prueba de los ajustes económicos, es la Caja Agraria; al ser liquidada, envío al desempleo más de 7,000 trabajadores. Se espera liquiden tres bancos estatales más; esto dejará a otros 6,000 empleados sin trabajo.
La prohibición de entrar a suelo venezolano, de los camioneros colombianos, ha provocado fricciones serias entre ambos gobiernos.
El presidente Hugo Chávez; ha sostenido su aseveración: "... por no existir garantías para los camioneros venezolanos en carreteras de Colombia, no permitiremos entren los transportadores de carga colombianos en nuestro país". "El gobierno venezolano invoca ‘El Acuerdo de Cartagena y su artículo 204, de la decisión 399’. Este se refiere al libre transito, y exige a los estados signatarios del Pacto Andino garantizar la seguridad de los que van a la otra República". Afirmo el presidente venezolano.
Panamá también a sufrido las consecuencias de la impunidad en Colombia. Sus fronteras son violadas manera indiscriminada, por paramilitares, guerrilleros y narcotraficantes.
Estados Unidos de América – al constatar todas las violaciones del territorio panameño - ha declarado: "Estamos preocupados, por los peligros, que estas violaciones pudieran tener para la estabilidad de Panamá y el buen funcionamiento en las instalaciones del Canal".
Perú, por su parte, en resiente declaraciones del presidente, Alberto Fujimori, indico: "La intransigencia ante posibles cruces de la frontera por narcotraficantes, paramilitares y guerrilleros". Según Fujimori: "Tendrán que enfrentarse a las Fuerzas Armadas del Perú y las leyes del país. Estas medidas serán aplicadas, con el mismo rigor, que a los terroristas y delincuentes peruanos".
Ante estas verdades, el pueblo y gobierno colombiano no tiene por el momento una verdadera estrategia que permita, a corto plazo, alcanzar una paz perdurable. Tampoco se vislumbra una ética por parte de los actores armados. Sus actitudes no demuestran buena voluntad de paz.
La historia sobre movimientos de liberación nacional y de izquierda – que proliferaron en los años 50 y 60 en América Latina - no todos llegaron a final feliz. Solo dos movimientos lograron llegar, por las armas, al poder: el Ejercito Rebelde, liderado por Fidel Castro, en la isla de Cuba; y el Frente Sandinista de Liberación nacional(FSLN), en Nicaragua.
Por estos días, solo se mantiene en el poder contra viento y marea - sostenido en sólidos conceptos socialistas y apoyado por la mayoría del pueblo cubano - Fidel Castro. Los sandinistas, no demostraron unidad y perdieron el poder. Esto se comprobó en las urnas; en unas elecciones donde no sustentaron con veracidad su firme convicción militante de unidad nacional. A pesar de su capacidad de movilizar el pueblo, no a podido retomar el poder político; gracias a EE.UU.
Otros movimientos, como el Tupamaros, en Uruguay; fue desarticulado y derrotado. En el Salvador - la guerrilla- fue prácticamente obligada a negociar la paz, en ese país centroamericano.
Solo es posible una solución al conflicto armado y la intolerancia, en Colombia, si existe un alto al fuego total. Con una verificación y control internacional. Sin esta premisa, no tiene sentido hablar de diálogo y mucho menos de paz.
Cualquier filosofía debe sustentarse en serios conceptos de buena voluntad y ética; con un objetivo, el supremo bien a humanidad y el respeto elemental a la vida.
Hoy, es evidente la imposibilidad de encontrar la paz a corto plazo, mucho menos a mediano. Es cada vez más real, una eventual intervención militar - directa o indirecta - de Estados Unidos.
Queda claro; ante el impedimento de una paz negociada, solo se vislumbra una solución por la fuerza.
Se impone preguntar a los actores armados, al gobierno, al pueblo colombiano: ¿Es real y sólida una democracia, donde el poder político, económico y social, está fracturado?
¿Hay sensatez en el proceso de paz? Cuando el protagonismo de las Ongs, Alcaldes, funcionarios privados o estatales, no aceptan utilizar una estrategia única bajo control y dirección del gobierno central.
¿Han valorado, los colombianos, en que circunstancias se desarrollan los diálogos de paz? ¿Existe en realidad discrepancias en los mandos de las Farc-ep y el ELN? No es más discreto y sabio, pensar tienen mandos unificados y pueden saber a donde van. Evitando con esto subestimar a los insurgentes. ¿Está Colombia preparada para resistir por tiempo prolongado la guerra interna? ¿Se debe aceptar una intervención militar extranjera - directa o indirecta - como solución para alcanzar una paz duradera en Colombia?
Una encuesta realizada por el noticiero colombiano, Radio Sucesos RCN - entre sus oyentes - puede ser una respuesta. Nos permite, esta encuesta, valorar el ánimo actual que mueve a los colombianos.
La investigación consistía en responder la pregunta: "¿Apoyaría usted una intervención militar de Estados Unidos en Colombia?".
Los resultados fueron inesperados: "De un total de 1.963 encuestados, el 66.33 % mostró su apoyo a una intervención de EE.UU., solo el 31 % estuvo en contra".
Sí lo anterior, es la opinión creciente, de los colombianos. Apoyamos el magnífico análisis del Editorial - diario "El Mundo" - publicado el pasado 22 de julio, y cito:
"Una de dos. O sé prohibe este tipo de encuestas so pena de cancelación de licencias a los medios que las realicen, o se acepta que aquí - en Colombia - está pasando algo muy grave en materia de opinión pública. Por que si la consulta de marras refleja siquiera en forma aproximada esa opinión, estaríamos asistiendo a un cambio acelerado y substancial de la cultura nacional, del modo de ser colombianos, a una verdadera revolución en los conceptos de patria y soberanía".
Si lo de la encuesta es una actitud consciente de la opinión pública colombiana, hay que desvelarse por las consecuencias del futuro próximo.
No se puede aceptar, una intervención militar, para solucionar – quizás – el conflicto armado en Colombia. Es difícil admitir, los colombianos acepten renunciar a su identidad, soberanía e independencia nacional.
Reiteramos - como en trabajos anteriores - nuestra preocupación sobre ulteriores sucesos.
Tristeza y dolor, nos causa aceptar la verdad. Otra declaración, en el mismo Editorial, nos invita a la reflexión; cito:
"... si la mayoría de los colombianos está dispuesta hoy a justificar ‘esa intervención militar’..., se ha perdido, lamentablemente, toda confianza en las propias instituciones". "El silogismo elemental que se desprendería de esa encuesta sería éste: la guerrilla es el peor mal del país; es así él ejercito nacional no ha sido capaz de derrotarla, luego entonces que vengan los gringos a librarnos de ella. ¡Manes de Bolívar y Santander, venid en nuestra ayuda!".
Para negociar una paz justa y duradera en Colombia, es primordial desterrar el protagonismo. Hay que excomulgar los discursos sin un juicio de unidad nacional.
Es necesaria, una dirección única; una sola voz de mando.
De esta manera, se logrará atar pies y manos de la anarquía y el desorden. Por éste camino, es posible rescatar la gobernabilidad perdida.
La paz y los destinos de Colombia, están en manos de los colombianos. Ese anhelo, de convivencia pacífica, se hará realidad; cuando Colombia y los hombres de bien actúen con sabiduría.
Hoy, más que nunca, es deber de los colombianos estar despiertos y vigilantes. Pendientes han de estar, de los eventos a cada hora. Una equivocación en las posiciones, puede llevar a una circunstancia más humillante y deshonrosa. Ojos, muy abiertos, ante una posible intervención foránea.
Una mediación militar, de Estados Unidos, en Colombia; significa renunciar a la autodeterminación nacional. Aceptar los colombianos su incompetencia - para solucionar sus problemas - como nación.
Mientras vivimos en medio de las novedades, llegan a nuestra mente aspectos de la historia de América Latina. De algo si no es posible olvidarse: ¿cuáles son los resultados? Cada vez que los gringos han "ayudado" - intervenido militarmente - a una nación. No sobrarían los testimonios.
Lastima no contar con hombres insignes como, Bolívar, Benito Juárez y José Martí; quienes lucharon por la dignidad y soberanía, de América Latina.
La unidad latinoamericana, es hoy más urgente que nunca. Una potencial intervención militar - de Estados Unidos - en Colombia, es cada día más visible. Es necesario el rechazo total, la colaboración y solidaridad.
Idioma que pueda manifestar el drama vivido y que viven los colombianos, no existe.
Cobran actualidad, las palabras del apóstol, de la independencia de Cuba, José Martí - publicado el 30 de abril de 1892, en el periódico "Patria", Nueva York - y cito:
"Honrar a la patria es una manera de pelear por ella, así como hacer algo que la deshonre es pelar contra ella". (Este documento puede ser reeditado - total o parcial - citando autor y fuente).
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