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Autor: PABLO FELIPE PÉREZ GOYRY   


©Pablo Felipe Pérez Goyry

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17 de octubre de 2008

La Crisis de los Misiles de Cuba...


Por Pablo Felipe Pérez Goyry*

Redacto estas cuartillas no para hablar sobre: la independencia de Ruanda y Burundi; de Humberto Eco y su “Obra abierta”, que profundiza en la crítica literaria desde la semiológica y el estructuralismo; “El siglo de las luces”, de Alejo Carpentier o “La muerte de Artemio Cruz”, de Carlos Fuentes, obras que abren la puerta del llamado “boom latinoamericano”; los “Acuerdos de Evian”, que pone fin a la guerra en Argelia; el Lanzamiento del Mariner 2, que transmitirá los primeros datos sobre la superficie de Venus... De ningún modo, es mi propósito hacer divagaciones filosóficas...
Voy ha escribir sobre un hecho que ya es historia, la “Crisis de los Misiles de Cuba”; que puso a todo el planeta al deslinde de una hecatombe nuclear. Además, donde demostraron sensatez y diplomacia los presidentes, Nikita S. Kruschev y John F. Kennedy, estadistas de la época del tinglado de la “Guerra Fría”.

¿La historia de una nación pueda ser transfigurada?

Tengo la percepción de que la verdad se erige como monumento de la historia misma, cuando se manifiesta la muchedumbre frenética que se subordina al aspecto evolutivo individual del ser humano y de las sociedades. No es un secreto que desde el mismo momento del triunfo de los “barbudos”, sectores sociales, políticos y militares hacen lo posible por derrotar el gobierno “marxista-fidelista”. Luego es posible, para bien o mal, que la historia de una nación pueda ser transfigurada, como ocurrió a partir del año 1959, en Cuba... Un ejemplo del comportamiento humano, y político maquillado con quiméricas promesas que encubren el beso de Judas a las esperanzas de una nación.
Es decir, un cambio social traumático tiene secuelas trascendentales, como tras el triunfo de la “revolución cubana”, cuando se radicalizan las posiciones entre los cubanos y, el gobierno estadounidense y Cuba. Las motivaciones son bien sabida, al punto que Estados Unidos, el 3 de enero de 1961, rompe unilateralmente sus relaciones con el gobierno cubano.
A partir de ese momento, Washington inicia una meteórica carrera “diplomática”, con el objetivo de involucrar a los países latinoamericanos e hicieran lo mismo. Estos esfuerzos estadounidenses se materializan en 1963.
Las acciones se acrecientan en las ciudades y zonas montañosas, como el Escambray y la Sierra de los Órganos, y crispan los ánimos en el archipiélago. Uno de los incidentes demostrativos de este enfrentamiento es la “Invasión de Bahía de Cochinos”, abril de 1961, integrada por exiliados cubanos, con el apoyo material y logístico del gobierno de Jonh F. Kennedy. Infortunadamente, fracasa y los sobrevivientes, de la Brigada 2506, se rinden.
La lucha contra el gobierno revolucionario no cesa, antes se incrementa. Numerosos opositores caen en las garras del régimen, son juzgados sumariamente y condenados a prisión o muerte por fusilamiento. Con todo, los alzamientos en las montañas y acciones civiles contra la naciente dictadura castro-comunista se explayan por el archipiélago.
Hoy día coexiste una oposición de naturaleza pacifista, que combate al régimen con ideas y propuestas...

Preludio de la “Crisis de los Misiles”

Para comprender está crisis, es importante admitir que a partir de 1959, Estados Unidos comenzó a prestar apoyo a los exiliados políticos cubanos, tanto acogiéndolos en su territorio como prestándoles ayuda para luchar contra el régimen. Por el contrario, ni corta ni perezosa, la Unión Soviética percibió rápidamente la ventaja que podría suponerle contar con un aliado tan cercano a su enemigo, y empezó a expresar su “solidaridad” con la causa de la “revolución cubana”, ofreciendo ayuda económica y militar a Castro. En 1960 se establecieron relaciones comerciales y se firmó un tratado de cooperación militar entre ambos países. Así que, Cuba se convierte oficialmente en un miembro del bloque comunista, de Europa del Este.
Hacia mediados de 1961, circulan informes donde se asegura que “Cuba se equipaba con armas soviéticas”. Esto lo confirma un informe del Comité Inter-American Peace, donde se apunta que Castro había recibido 100.000.000 dólares en armas de la URSS, y que esto convertía a Cuba en el más poderoso, militarmente, de Latinoamérica.
Estas sospechas se evidencian, cuando Castro hizo una exhibición masiva de artillería, tanques y aviones de guerra rusos, en la ciudad de Cárdenas, evidentemente, con el fin de intimidar a sus enemigos. Por estos días, llegan a puertos cubanos 30 buques y 5000 soldados soviéticos, para sudar la gota gorda en la construcción de bases militares estratégicas.
En el año 1962, la “Guerra fría” campeaba por el planeta y Cuba se sumergía, a toda velocidad, en el seno de ella, al incrementar sus acercamientos con la URSS y sus aliados. Precisamente, estas relaciones animan al gobierno estadounidense a entregar, a los grupos cubanos de oposición, ayuda militar, y acelerar la “guerra diplomática”.
Los primeros resultados de esta ofensiva estadounidense darán sus frutos el 31 de enero de 1962, cuando la Organización de Estados Americanos acuerda separar de la institución a Cuba. Brasil y México se oponen a esta decisión. De esta suerte, se incrementa el aislamiento del “gobierno revolucionario”, y las consecuencias marcarán una mayor enemistad de Cuba con el vecino y, una postura incondicional con el “amigo soviético”.
A los acuerdos adoptados por la OEA y desafiando a EE.UU., Fidel Castro responde convocando una “asamblea general del pueblo” en la Plaza de la Revolución José Martí (antes del triunfo, Plaza Cívica), donde se aprueba la II Declaración de La Habana. El 26 de marzo se constituye el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC); y el 29 se inicia el juicio contra los integrantes de la Brigada 2506. La Asociación de Jóvenes Rebeldes, en su Primer Congreso, acuerda cambiar el nombre de la organización por el de Unión de Jóvenes Comunista (UJC)... Por último, en mayo, la URSS le propone al gobierno cubano instalar en el archipiélago misiles con capacidad para transportar ojivas nucleares.

Acontecimientos graves, mente serena

Desde el verano de 1962, los servicios secretos estadounidenses y las organizaciones opositoras cubanas en la clandestinidad, especulaban sobre la posibilidad de que los soviéticos estuvieran emplazando misiles en Cuba.
Sin embargo, no se confirmarán estas sospechas hasta el 16 de octubre, tras el estudio de las fotografías tomadas por un avión espía, al sobrevolar Cuba.
En la Casa Blanca el escándalo fue enorme, y EE.UU. activa un comité de crisis, donde no siempre existió unanimidad en las acciones a llevar a cabo. El Secretario de Defensa, Robert McNamara, respaldaba la idea de que EE.UU. debía continuar manteniendo la superioridad en la región; otros advertían que las acciones de los soviéticos eran una abierta violación a la doctrina Monroe, “América para los americanos”, una solapada doctrina, que vetaba la intervención extranjera en el Nuevo Continente. Se argumentaban dos alternativas: una era realizar un bombardeo sin preaviso o la de implantar un bloqueo marítimo a Cuba. Esta última se llamaría posteriormente "cuarentena". Robert Kennedy, insistía en que la primera decisión era estimular "un Pearl Harbor al revés", y respaldaba a su hermano, “porque nunca actuaría como lo había hecho el almirante japonés Tojo”.
Los Miembros de este Comité Nacional de Seguridad eran: Dean Rusk, Secretario de Estado; Robert McNamara, Secretario de Defensa; Doglas Dillon, Secretario del Tesoro; Robert Kennedy, hermano del Presidente y Ministro de Justicia; el vicepresidente Lindón Johnson, el Presidente del Comité de Jefes de Estado Mayor, general Maxwell Taylor, así como varios consejeros del Presidente, diplomáticos y altos funcionarios como el director de la CIA, el Embajador ante las Naciones Unidas Adlai Stevenson y el antiguo Embajador en Moscú, Llewllyn Thompson.
Cuando los servicios de inteligencia estadounidenses corroboran que los misiles soviéticos están en territorio cubano, comienza a activarse la maquinaria bélica que pone al planeta al borde de una guerra nuclear... Los gobierno de Cuba, EE.UU., y la URSS, con sus equipos de asesores militares y diplomáticos realizaban reuniones de día y noche, con intercambio de comunicados exaltados e intransigentes. Entretanto, los buques soviéticos ponen proa rumbo al bloqueo naval estadounidense, impuesto alrededor del archipiélago cubano. Comentan los especialistas que “fueron 13 días de nerviosismo y confusión”.
El 17 de octubre, Adlai Stevenson, embajador estadounidense ante la ONU, aboga por una solución negociada, y propone sea enviado un emisario para dialogar con Kruschev y Castro. Por su parte, Robert McNamara, insiste en que el bloqueo naval es la solución, empero, algunos funcionarios estadounidenses son incrédulos ante la propuesta y creen que los soviéticos pueden bloquear a Berlín occidental.
Para discutir la ayuda al régimen cubano, el 18 de octubre, se reúnen en Washington el presidente Kennedy y el canciller soviético Andrei Gromyko. En un ambiente tenso y desconfianza entre las partes, Gromyko acusa a EE.UU. de molestar a una pequeña nación, y que por ese motivo la URSS ayuda a Cuba para pueda defenderse. Por su parte, Kennedy, no le comenta nada sobre el conocimiento que tiene sobre los misiles, es posible que para ganar tiempo.
Posteriormente, los servicios de inteligencia estadounidense, informan que los misiles podrían estar listos para ser lanzados en sólo 18 horas... Por esta razón, el Departamento de Estado, el 19 de octubre, apresura la búsqueda de un procedimiento para imponer un bloqueo naval, sin el riesgo de violar normas legales. También, le informan al presidente Kennedy que: “Cuba podría lanzar los misiles, ocho horas de que se diera la orden”. Asimismo, “le confirman que hay ojivas nucleares, pero se ignora si ya están instaladas en los misiles”.
Ya el día 21, la estrategia para establecer el bloqueo naval está lista... pero, Kennedy, como medida alternativa ordena preparar un ataque militar; aunque el Comando Aéreo Táctico le informa que un posible ataque aéreo, a pesar de cientos de misiones, sólo alcanzarían a destruir el 90% de los misiles en territorio cubano. Esta noticia enmaraña más la situación, que ya es sumamente delicada, y algunos diarios descubren está realidad. Kennedy les pide a los editores prudencia y que desistan de publicar la noticia, ya que pone en peligro la seguridad nacional.

A grandes males, grandes remedios

En un mensaje a la nación, el día 22 de octubre, Kennedy anuncia el bloqueo naval al archipiélago cubano y advierte que: “...si desde Cuba hay un lanzamiento de misiles hacia cualquier país del Hemisferio Occidental sería considerado como un ataque de la Unión Soviética contra Estados Unidos y demandaría una represalia militar absoluta”.
Castro declara la alerta máxima y se mantiene en sus trece, alegando que Cuba jamás se desarmará mientras el gobierno estadounidense continúe con su política de agresión y enemistad. Kruschev, envía a Kennedy un mensaje oficial donde manifestó que constituyen una seria amenaza a la paz las medidas de Estados Unidos, y ordena a los buques soviéticos continúen su viaje a Cuba.
Estados Unidos ordena iniciar vuelos de reconocimiento a baja altura, sobre territorio cubano y las embarcaciones que se acercan al archipiélago. La URSS pone en alerta máxima al Pacto de Varsovia, y Estados Unidos, por primera vez en su historia, adopta la condición defensiva DEFCON2, el máximo nivel de alerta antes de una guerra total.
Los soviéticos insisten en que el bloqueo naval es un acto premeditado de agresión. No obstante, ante la gravedad de los incidentes y para evitar se desate una guerra, Kruschev propone una cumbre con Kennedy...
El 25 de octubre, después de un ardiente enfrentamiento entre el embajador estadounidense ante la ONU, Adlai Stevenson, con su similar soviético, Valerian Zorin, a quien el primero le exige al segundo dar respuesta a las denuncias sobre el despliegue de misiles en Cuba. La Unión Soviética da un paso adelante, y propone la retirada de misiles estadounidenses en Turquía e Italia, a cambio de los soviéticos en Cuba. El gobierno de Turquía no acepta y Kennedy autoriza que los aviones del Comando Aliado Supremo en Europa, carguen armas nucleares.
Después de los últimos suceso, Kennedy considera que el bloqueo no está logrando su objetivo y analiza la posibilidad de una invasión a territorio cubano, y ordena coordinar un plan para establecer, “en menos que canta un gallo”, un nuevo gobierno en Cuba.
Los contactos entre Kruschev y el presidente estadounidense continuaron a través de canales diplomáticos.
Cuando parecía no tener solución la crisis y el planeta estaba abocado a una guerra nuclear, el 25 de octubre, Kruschev le propone, a Kennedy, que retiraría los misiles si los Estados Unidos se compromete a no invadir a la isla. Kennedy acepta, y a través de la embajada de Brasil en La Habana, le comunica a Castro que “no habrá invasión a Cuba”.
Como Castro “no cree en los vecinos del Norte y mucho menos en sus promesas”, ordena mayor vigilancia y disparar contra cualquier avión enemigo que se atreva violar el espacio aéreo cubano.
A la postre, derriban un avión de reconocimiento, el piloto muere. Con todo, Kennedy ordena no tomar represalias.
Inmediatamente, EE.UU. envía un comunicado al gobierno de la URSS, donde garantiza que no invadirá Cuba, a cambio del inmediato desmantelamiento de las instalaciones de misiles; y que la cuestión de Turquía se discutiera en el futuro. A la espera de una respuesta de los soviéticos, Kennedy no descarta la opción de invadir Cuba.
El 28 de octubre, la respuesta llega en un mensaje radiofónico, Nikita Kruschev anuncia suspender la construcción y el subsiguiente desmantelamiento de las instalaciones de misiles R-12 SS-4 y R-14 SS-5. De esta manera se alivian las tensiones. El presidente Kennedy ordena no continúen los vuelos de reconocimiento sobre Cuba y permite la circulación de los buques soviéticos.
Castro queda estupefacto por la inconsulta decisión soviética y exige que la garantía de no-agresión, no debe ser la única condición para desmantelar los misiles. Entre otros aspectos, pide el levantamiento del embargo económico, suspensión de las agresiones encubiertas y el apoyo a la oposición cubana...

A todas luces, el “movimiento “revolucionario cubano” había germinado con el discurso de ser una ideología nacionalista, ante la total dependencia económica, cultural y política del país con respecto a los Estados Unidos. Era, en principio, totalmente ajeno a las tensiones internacionales entre potencias y la política de bloques, “Guerra Fría”, en la que finalmente terminó tomado parte.
La “Crisis de los Misiles de Cuba” (también conocida como “Crisis de Octubre” o “Crisis del Caribe”), comenzó con una foto tomada por un avión espía estadounidense, del territorio cubano, que ponía al descubierto la existencia de silos de misiles, y que posteriormente las investigaciones confirman, al tener información de que los soviéticos habían entregado misiles nucleares de alcance medio, y que otros estaban en camino, transportados por un convoy naval soviético.
Kennedy tuvo la intensión de que si el bloqueo naval no daba resultado, bombardear las bases de misiles e invadir Cuba, para establecer un nuevo gobierno. Empero, pudo más su actitud como estadista preclaro y decide darle la posibilidad a Kruschev de desistir de sus intensiones. Entretanto, seis días estuvo en vilo la humanidad y los barcos soviéticos se acercaban a la flota estadounidense que bloqueaba el acceso a Cuba. El final de estos encontronazos ya es historia.
También, al parecer, la hipótesis a la que adhieren los historiadores, como Henry Kissinger, es que la “Crisis de los Misiles en Cuba” sólo formaba parte de la “Crisis de Berlín”, como una de las últimas apuestas “desesperadas” de Kruschev, para conseguir prontamente lo que no había conseguido luego de 4 años de amenazas y ultimátum.
La negociación y decisión final de Kruschev y Kennedy, cambiaron el curso de la crisis. Aunque, los soviéticos tuvieron que soportar la reacción encolerizada de Castro. Porque el dictador era partidario de no ceder a las presiones de Estados Unidos e incluso si era necesario lanzar un ataque nuclear inicial. Indiscutiblemente, como excelso dictador, Castro, ha sido un líder con vocación por los asuntos militares. Desde 1959, “toma decisiones y no las consulta con la dirección nacional ni con el consejo de ministros. Es así, como no se informó a los jefes de las distintas armas, la instalación de defensas nucleares en territorio cubano”.
En una carta enviada a Kruschev, Castro confiesa que: "honestamente asumimos la idea de que íbamos a desaparecer... nos tocaba hacerles pagar ese precio, pero por lo menos el mundo se libraba del imperialismo si semejante acto tan grave e insalvable como una invasión tuviera que ocurrir, que sólo hubiera conducido a una guerra total... Si el enemigo iba a lanzar ese tipo de ataque en circunstancias como esas, entonces no habría otra alternativa".
Finalmente, los soviéticos desisten de continuar instalando misiles nucleares y desmantelan los ya existentes en el archipiélago, y EE.UU. se comprometió a no invadir Cuba.
Si bien, la “Invasión de Bahía de Cochinos” fue un ultraje y frustración para Kennedy y el exilio cubano, pudo reparar el yerro con el triunfo en la “Crisis de los Misiles”. No obstante, sus detractores opinan que “al presidente estadounidense le faltó ser más agresivo y menos diplomático en ambas circunstancias”. Se dice... que su asesinato en la ciudad de Dallas, fue una venganza de extremistas del exilio cubano, por haber traicionado a los 1500 combatientes de la Brigada 2506, esto no se ha demostrado.
Hoy día, se sabe que si el gobierno estadounidense hubiera llevado a cabo el bombardeo preventivo contra Cuba, los soviéticos de la isla hubieran respondido sin dilación, ya que tenían instrucciones para ello y, además, ya disponían de cabezas nucleares para hacerlo, algo de lo que en su momento no fueron nunca conscientes Kennedy y sus asesores. Sin lugar a dudas, un golpe de suerte para Cuba y todo el planeta...
Mientras redacto estas líneas, ya extensas, viene a mi mente Wayne Smith, Jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, de 1977 a 1982, que dijo en una ocasión: “Cuba tiene el mismo efecto en los gobernantes de Estados Unidos que la luna llena solía tener en los hombres lobo: pierden el sentido de la razón cuando se les habla de Castro y Cuba”. Y no se equivoca, en pocas semanas Fidel Castro cumplirá cincuenta años en el poder. ¿Cuánto más durara la dictadura castro-comunista? He ahí el arcano...

Para finalizar, la “Crisis de los Misiles de Cuba” y la “Guerra Fría”, no parecen haber quedado en el olvido. Por estos días, la noticia es que: Rusia “coquetea” en América Latina, especialmente con Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela. La pregunta... ¿Qué quiere Rusia en América Latina?
El debate se inicia cuando el ministro de defensa venezolano señala que la cooperación militar con Rusia es “cada día más productiva” y los ayuda a prepararse ante posibles “amenazas...”. “Estados Unidos, no puede mortificarse; ellos también decidieron reactivar la IV Flota (en el golfo de México)”. El valor del armamento comprado, por el gobierno venezolano a los rusos, es de 4.000 millones de dólares: Aviones de combate, helicópteros Mi-17 y casi 100.000 fusiles de asalto.
En Cuba, hace unos días, el canciller Pérez Roque, afirmó que promisoriamente: “se produjo un relanzamiento” de las relaciones con Rusia. Posiblemente, el gobierno castro-comunista, valora sobremanera esta reactivación de las relaciones con los rusos, pues: es una potencia nuclear; es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU; y un aliado que está contra el bloqueo.
Nicaragua, ve con buenos ojos la posibilidad de acuerdos sobre estructura energética, un puerto de aguas profundas en el Caribe y un eventual canal interoceánico. Dice Daniel Ortega al referirse al gobierno estadounidense, que: “piensan que porque se desintegró la Unión Soviética ahora pueden hacer pedazos a Rusia”. “¡Que equivocados están!”.
Y Bolivia, la cenicienta de Suramérica, sueña con progresar en acuerdos con los rusos, que le permitan acceder a créditos: para un programa de defensa nacional y comerciales.
La preocupación continúa, mientras navega rumbo a Venezuela el gigantesco crucero ruso ‘Piotr Veliki’ (Pedro el Grande), “con el propósito de adelantar ejercicios militares conjuntos en el Atlántico, en los próximos meses”. No quedan dudas, la alianza militar entre estos dos países es una realidad inquietante.
Mi modesta opinión es que, los rusos están tratando de instalar en Cuba u otro país latinoamericano, por su proximidad a territorio estadounidense, una base militar desde donde poder decirle a Washington “cuidado conmigo”. Hoy, no es un secreto que Rusia se opone a que Estados Unidos establezca un escudo de defensa antimisiles en Polonia y la República Checa, para resguardar de posibles agresiones, por parte de Irán y Corea del Norte.
No tengo la menor duda, que es una prueba de fuerza, para demostrar que Rusia “no a perdido su poder militar e influye en el hemisferio o patio trasero de Norteamérica”. El Kremlin ya tiene una avanzada militar en territorio venezolano, se trata de dos bombarderos rusos Tu-160, considerados los aviones de guerra “más grandes y sofisticados del mundo”. Que decir, de las maniobras militares en el Atlántico...
Empero, no hay que olvidar y es propicio anotar que la política es una práctica sutil que se amalgama al discernimiento, teoría y experiencia. La política, es quien amamanta la diplomacia, que a final de cuentas hace parte de la historia y el tiempo. Contente o no, el tiempo y la historia se encargan de aseverar y esclarecer conceptos y hechos. La diplomacia, exige cuidarse del fingimiento y los acuerdos que ocultan la traición. De ahí que, es menester juzgar con justicia y paciencia. Así, directa o indirectamente, la política, la diplomacia, la historia y el tiempo, inciden en el quehacer de los seres humanos.
La mesa está servida para una eventual puja entre las dos potencias, y no dudo que estemos presenciando el preámbulo de una “Guerra Fría del Siglo XXI. Obviamente, el diálogo de las dos superpotencias es imprescindible y debe ser permanente por las vías diplomáticas. Los líderes de estas dos potencias deben discernir con sabiduría y no olvidar los episodios de octubre de 1962, “La Crisis de los Misiles de Cuba”.
Para finalizar, es mi deber precisar que breve ensayo solo pretende documentar brevemente los acontecimientos de la “Crisis de los Misiles”, como honesto aporte para quienes gustan de la historia y quieren ganar en experiencia, y aplicar lo aprendido en la construcción de un mundo donde la sabiduría sea la razón de ser de los líderes y de todos los seres humanos. Por eso, para el lector pueda ampliar sobre la: “Guerra Fría”, “Revolución cubana” y “Crisis del Caribe”, respetuosamente sugiero consultar la bibliografía recomendada. Por ahora, queda no perder de vista la evolución de los próximos acontecimientos... ¡Dios salvaguarde a todo el planeta!

Bibliografía

- Attali, Jacques. Milenio, Editorial Seix Barral, S.A. Barcelona, 1991.
- Arias King, Fredo, La experiencia de Europa del Este, Fund. Cadal: Fundación Ponéis y CEON, Buenos Aires, 2005.
- Corzo, Pedro. Cronología de la lucha contra el totalitarismo 1959-2006, Instituto de la Memoria Histórica Cubana Contra el Totalitarismo. Ediciones Memorias. Miami. 2007.
- Jonson, Lyndon B. Memorias de un presidente, Dopesa. Barcelona, 1971.
- Kennedy, John F. Trece días, Plaza y Janés, Barcelona, 1971.
- Kissinger, Henry. La diplomacia, Fondo de Cultura Económica. México, D.F., 1995.
- Montaigne, Michel Eyquem de, Ensayos Completos. Editorial Iberia, S.A., Barcelona, 1968.
- Neustadt, Richard – May Ernest, Los usos de la historia en la toma de decisiones, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Ares 1986.
- Oppenheimer, Andrés. La hora final de Castro, Javier Vergara Editor S.A., 1992.
- Richard Nixon. La verdadera guerra, Planeta, Barcelona, 1980.

*Pablo Felipe Pérez Goyry.
Analista y Periodista Independiente.
Miembro del Instituto Nacional de Periodismo Latinoamericano.
Web: http://es.geocities.com/libertadeopinion/
Blog: http://contextuspablofeliperezg.blogspot.com/

Octubre de 2008.

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