Primavera Digital
La Habana, marzo 11 de 2010 (PD)
La primera vez que escuché hablar de Guillermo Fariñas, hace más de 10 años, fue acerca de una huelga de hambre que realizaba en prisión. No sería la última. Una de las pocas cosas en que difiero radicalmente de Fariñas es en su persistencia por recurrir a las huelgas de hambre como método de lucha. He discutido muchas veces con él, después que tuve el privilegio hace años de convertirme en su amigo, que es más importante como periodista independiente que como mártir.
El Coco varias veces me ha dicho que es mi discípulo en cuestiones de periodismo, pero respecto a las huelgas de hambre no he logrado convencerlo. ¿Quién convence al testarudo del Coco, descendiente puro y duro de las familias de Los Pitines y Los Jamaiquinos?
En una orilla u otra del río Bélico, que separa los barrios La Chirusa y Condado, en Santa Clara, aprendió desde niño, a golpes, palos y pedradas, que los hombres no lloran, se fajan. Que antes que no lo respeten a uno, es preferible la muerte.
Guillermo Fariñas está en huelga de hambre en Santa Clara desde el 24 de febrero. La inició en demanda de la libertad de los presos políticos después que las autoridades le impidieron asistir al sepelio de Orlando Zapata Tamayo. Su vida corre serio peligro. Su salud no se ha recuperado de las más de 20 huelgas de hambre anteriores, en algunas de las cuales estuvo cerca de la muerte.
Muchos creen que esta vez Fariñas subió demasiado la parada. El régimen es demasiado soberbio para negociar. El caso de Zapata Tamayo, que sólo reclamaba le reconociera su condición de prisionero político, lo demostró.
Si muere en la huelga Fariñas, psicólogo, ex-militar, veterano de la guerra de Angola, periodista, no sé si algún vocero oficial se atreverá a decir en el periódico Granma que era un delincuente común o un trastornado. Sólo sé que en su desverguenza y desesperación, el régimen cubano se blinda contra el escándalo internacional.
Pero esta huelga de hambre amenaza con convertirse (si no lo es ya) en un callejón sin salida.
Prefiero no opinar sobre las huelgas de hambre como método de lucha. Obviamente estoy en contra de todo lo que vaya contra la vida humana, el más preciado don de Dios. Por solidaridad con nuestros hermanos de lucha, no queda otra opción que apoyarlos. Pero aterra la idea que mueran más hermanos valiosos. Que para oponerse a una dictadura intransigentemente ridícula no haya más remedio que reeditar las imágenes terribles de los bonzos que ardían en las calles de Saigón en los años 60.
¡Qué daño nos han hecho a los cubanos (a todos, no sólo a Guillermo Fariñas) los himnos guerreros, las historias de martirologio, las estatuas de los héroes y las consignas de muerte a cambio de la patria, la tierra, la libertad o lo que sea, durante tantos años!
¿No será tiempo de reclamar por la Vida?
Lo digo alto y claro. Discrepo totalmente del Coco Fariñas cuando dijo que Cuba en esta hora necesita mártires. Ya hubo demasiados en nuestra historia. Para enderezar la patria, se necesitan personas inteligentes, honestas y dignas. Guillermo Fariñas es de esas personas. Por eso lo necesitamos vivo.
Foto: Ana Torricella
Mi querido Pablo,etoy de acuerdo con si comentario,personas como Guillermo se necesita vivo,es una lucha mejor,no hay que dejarse vencer con las huelgas de hambre,me duele en el corazón cada vez que veo sos comentarios desde Cuba..Gracias por compartir.
ResponderEliminarHe visto que es seguidor de mi blog NOS NECESITAN y le diré que ha sido nominado para premiar por la labor que hago diariamente conmis animalitos aunque el premio lo tengo dia a dia me gustaria tener su voto,siempre que crea que lo merecemos,solo tiene que entrar al blog Nos necesitan y entar igualmente por VOTAME allí solo vuscar nuestro blog..Gracias tanto si lo hace como si no,ya me contento conque nos siga.Con cariño Victoria