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Autor: PABLO FELIPE PÉREZ GOYRY   


©Pablo Felipe Pérez Goyry

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29 de julio de 2011

Panamá: Hay agentes dobles en la Policía Nacional


Panamá: Hay agentes dobles en la Policía Nacional

Marco A. Gandásegui, h.(*)

Panamá ha sido desde la segunda guerra mundial, a mediados del siglo pasado, un centro internacional de distribución y control de drogas de EEUU. En 1953 se creó la Guardia Nacional – policía militarizada – para mejorar el control sobre el tráfico de la droga. Es un secreto a voces que el presidente José A. Remón fue asesinado en 1955 por sicarios de la mafia norteamericana como muestra de intolerancia por parte de Washington en torno al control del tráfico ilícito de estupefacientes. La Guardia Nacional – entre 1953 y 1983 – siempre estuvo penetrada por la CIA y en su momento por la DEA (Agencia de Control de Drogas), instancias gubernamentales de EEUU. Entre 1983 y 1989, las Fuerzas de Defensa (FDP) se encargaron de las relaciones con EEUU, que mantuvo un estricto control sobre el tráfico de drogas por Panamá.
EEUU divulgó en la década de 1980 que el general Manuel A. Noriega, jefe de las FDP, era un doble agente ya que recibía pagos de la CIA, agencia de seguridad norteamericana. Incluso, aseguraba que Noriega fue reclutado por la CIA en la década de 1950 cuando era estudiante. Es muy probable que Noriega no era el único que se encontraba en las planillas del gobierno norteamericano. En la actualidad, se ha dado a conocer que personal de las instituciones de seguridad panameñas, entre ellas la Policía Nacional, son agentes pagados por EEUU. El gobierno panameño, para sorpresa de todos los interesados en la integridad nacional, aparentemente ha aceptado esta práctica y considera que los oficiales de Policía no deben ser removidos de sus cargos.
En la actualidad, no es muy claro que instancias panameñas han reemplazado a los militares del período entre 1953 y 1989 en las relaciones con EEUU en todo lo relacionado con el tráfico de drogas. Después de la invasión militar norteamericana de 1989, EEUU trasladó el poder político en el país del cuartel de las FDP a la Presidencia de la República. Las oficinas del Palacio de las Garzas fueron ocupadas por especialistas militares norteamericanos quienes crearon una estructura que poco a poco logró convertirse en el “núcleo duro” del poder en Panamá. Los cables de la Embajada de EEUU, filtrados por Wikileaks, dan cuenta del funcionamiento del sistema que mantiene EEUU dentro del gobierno panameño para controlarlo y, especialmente, para dirigir el tráfico de drogas.
Según los cables de la Embajada de EEUU, capturados y difundidos por Wikileaks, Washington paga a funcionarios panameños para obtener información ilegalmente en Panamá. Según una alta fuente vinculada al Ministerio Público, que pidió mantener su identidad en reserva, “los norteamericanos son los que más se benefician de estas operaciones”. Este funcionario le aseguró a un diario de la capital panameña que todo es parte de los acuerdos de cooperación con EEUU para el combate contra la droga. Agregó que el tema del pago de salarios a funcionarios no está contenido en ningún documento. “Son acuerdos verbales entre las dos partes”, señaló. Explicó que la mayoría de estas operaciones se realizan a través de asistencias judiciales.
El mismo diario también entrevistó a un exviceministro de Seguridad, quien solicitó que se le respetara su anonimato, advirtió que eso de recibir salarios de dos gobiernos “es altamente sospechoso”. Aseguró que esta práctica puede prestarse para “traición a la patria”. No obstante, el ex director de la Policía dijo que no hace falta introducir una ley para concluir que esa práctica es ilegal, porque a todas luces lo es. “El miembro de la policía que recibe un estipendio extraoficialmente por su función, ya sea por un acto bueno o malo, está cometiendo un delito”. Aseguró que “es un tema altamente sensible porque EEUU está pagando para recibir información para su beneficio”.
Según los cables difundidos, el cuerpo élite de los espías está bajo el mando del gobierno de Panamá, son equipados por EEUU, están asesorados por la DEA y reciben pagos de los dos países. Se dedican a recolectar información sensitiva y, en ocasiones, también participan de manera encubierta en operativos para cazar a narcotraficantes y decomisar drogas. Los miembros de este secreto “cuerpo élite” necesitan la bendición de la DEA para operar. Son entrenados en tácticas especiales en la base de la DEA en Quantico, Virginia, EEUU. En otras palabras, son los hombres de confianza de Washington en Panamá.
La operación Matador – intervenciones telefónicas de funcionarios panameños pagados por EEUU – se atribuye la intercepción de 200 números de celulares “sucios”. Según las autoridades diplomáticas de EEUU, pertenecen a traficantes de drogas y a personas vinculadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La operación Matador, que de acuerdo al ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, aún está en marcha, es financiada por la DEA y la Sección Antinarcóticos de la embajada de EEUU.
Para la formación de los agentes policivos a cargo de las escuchas, EEUU invirtió más de un millón de dólares, según los reportes. La operación Matador dejó de ser un secreto cuando Wikileaks comenzó a divulgar los primeros cables de la Embajada de EEUU en Panamá. En su momento pusieron al descubierto los supuestos deseos del presidente Ricardo Martinelli de usar este sistema para interceptar los teléfonos de sus opositores.
Panamá, 28 de julio de 2011.

(*) Marco A. Gandásegui, hijo, es docente de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) Justo Arosemena.
Foto: Internet

26 de mayo de 2011

China y EE.UU.: Choque de titanes - Marco A. Gandásegui, hijo


China y EE.UU.: Choque de titanes
Marco A. Gandásegui, hijo*

Los analistas de Wall Street están especulando con lo que ellos creen percibir como un giro importante en la estructura de empleo de la República Popular de China. Señalan que la masa trabajadora que se incorpora constantemente al mercado está disminuyendo rápidamente y que pronto China no contará con trabajadores baratos capaces de generar ganancias para los inversionistas capitalistas.

Políticamente, Washington está festejando la noticia. Desde la perspectiva económica, sin embargo, Nueva York está de duelo.

La capital política norteamericana celebra los cambios percibidos ya que significaría que China tendría que comenzar a negociar en términos más favorables con EEUU. Por el lado económico, sin embargo, les preocupa a los inversionistas norteamericanos el debilitamiento del único mercado donde creían tener ganancias seguras.

La crisis económica de 2008, que afectó sobre todo a EEUU, tuvo dos interpretaciones en el mundo político financiero y académico. Para los financistas y sus ideólogos, la crisis significó una reducción significativa en la acumulación descontrolada de riquezas. En su ceguera aún están convencidos que pueden inyectarle a las instituciones financieras flujos suficientes para permitirles ser nuevamente competitivas. La realidad les ha enseñado que la estrategia no funcionó aunque todavía tienen propagandistas sueltos promoviendo esa solución.

La segunda interpretación de la crisis tuvo como eje lo que los analistas consideran el colapso de la “economía real” que ha cerrado centros de producción y ha lanzado al desempleo a decenas de millones de trabajadores. El problema no es recuperar los flujos financieros, sino en establecer patrones productivos capaces de generar una nueva dinámica que aumente el empleo y, sobre todo, la tasa de ganancia.

Alemania y Francia, en menor medida, apostaron a esta estrategia. Como resultado sus economías reaccionaron mejor que las otras. El caso de China es emblemático ya que fue capaz de recuperarse rápidamente del colapso financiero. El crecimiento de la economía china logró incluso mantener a flote las economías de América del Sur que se convirtieron en proveedores de materias primas para el salto industrial que experimenta el gigante asiático.

La perdida de hegemonía de EEUU se ha agudizado dentro de sus propias fronteras. Los estados federales experimentan un giro político hacia la extrema derecha creando una nueva legislación orientada a expropiar a los trabajadores de sus derechos y beneficios sociales. La excusa que se utilizó en cada uno de estos casos era que las arcas estatales se estaban vaciando y había que eliminar de los presupuestos las conquistas laborables que se remontaban a más de medio siglo.

Mientras que el segmento más rico de EEUU tiende a aumentar sus ingresos, producto de las leyes que lo beneficia, las capas medias y los trabajadores pierden sus empleos, sus beneficios sociales y jubilaciones así como sus viviendas. En los estados del sur de EEUU, donde no existe una historia de conquistas sociales, la política de “desposesión” de la extrema derecha se dirigió a los trabajadores inmigrantes que ocupaban los empleos menos remunerados pero que reciben beneficios sociales. La táctica es continuar explotando a los trabajadores extranjeros, pero eliminando sus beneficios sociales.

La estructura social norteamericana, heredada del siglo XX, pareciera estar tomando nueva forma con motivo de la crisis de hegemonía. La tradicional estratificación social – con una clase media muy fuerte - atravesada por un elemento de desequilibrio étnico y una creciente presencia laboral de la mujer, está cambiando aceleradamente.

La nueva pirámide social que emerge de la crisis de hegemonía no se parece a la estructura social prevaleciente en EEUU durante la segunda mitad del siglo XX. La crisis de hegemonía no sólo representa un reto para la clase social tradicionalmente dominante, también es un reto para una clase obrera que ha sido arrinconada. La clase capitalista quiere regresar a las tasas de ganancia del siglo pasado. A su vez, los trabajadores añoran la estabilidad de sus empleos.

Los capitalistas seguirán buscando -en cualquier parte del mundo- las condiciones para generar ganancias. El capital puede moverse con rapidez y reconstruirse políticamente, con relativa facilidad, en cualquier parte del mundo. China y algunos países con economías emergentes cuentan con reservas importantes de fuerza de trabajo. Los capitalistas apuestan que los flujos financieros dirigidos a esos países se convierten rápidamente en capitales y ganancias.

Si el mercado excepcional de China con su fuerza de trabajo rebosante tiende a cerrarse – como dicen los especialistas de Wall Street – la situación para el capitalismo mundial sólo puede empeorar. ¿Qué prefiere el establishment norteamericano, ganar la guerra ideológica y acabar con la rica veta china o incrementar sus ganancias capitalistas y ver prosperar a China?
(*) Marco A. Gandásegui, hijo, es docente de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) Justo Arosemena.
(Texto tomado de: http://marcoagandasegui11.blogspot.com/2011/05/china-y-eeuu-choque-de-titanes.html )
Foto: Internet


Pablo Felipe  Pérez Goyry

Freelance: Writer - Journalistic Analyst - Photographer Design Editor - CEO - Chemical Industrial & Analyst

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