Mark Doyle.
BBC Mundo
El desolado y polvoriento pueblo de Pibor, en la frontera sur de Sudán con Etiopía, carece de agua potable y sólo cuenta con algunas chozas de barro para cobijar a su población. Es difícil encontrar un lugar más pobre en el mundo.
Visité Pibor en medio de una travesía por África para averiguar por qué esta parte del mundo es tan pobre. Mi objetivo era saber por qué todos los países del continente -a excepción de Gabón y Argelia, ricos en petróleo- son considerados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como de "bajos" en desarrollo humano, es decir, donde la mayoría de los habitantes viven en condiciones horrorosas.
En el pueblo sudanés, la respuesta parecía obvia.
Los residentes, en su mayoría pertenecientes a la etnia Murle, han quedado lisiados como consecuencia de conflictos por ganado, que es la principal riqueza en la región.
Los Murle se han enfrentado recientemente con el grupo Lol Nuer, al norte de Pibor, y con el Bor Dinkas, al oeste.
A principios de 2009, las luchas con los Lol Nuer dejaron centenares de muertos, entre ellos mujeres y niños, durante ataques deliberados contra la población. Este tipo de conflictos se ha vuelto frecuente en el último año.
Por eso, la respuesta sobre por qué el Sur de Sudán es tan pobre es sencilla a simple vista: la guerra ha causado estragos.
¿Por qué tanta guerra?
Y, sin embargo, la región es potencialmente rica.
"Es más grande que Kenia, Uganda, Ruanda y Burundi juntos", me dijo Barnaba Benjamin, ministro de Cooperación Regional del Sur de Sudán.
"¡Es una tierra formidable! Muy fértil, con abundantes lluvias y muchos recursos agrícolas. Además, ¡hay minerales! Tenemos petróleo y metales, los que quiera", añadió entusiasmado.
La paradoja entre la riqueza de recursos y la pobreza de la población requiere un análisis más profundo sobre sobre las causas de los padecimientos africanos. No se deben únicamente a las guerras, por lo que la pregunta debería ser: ¿por qué hay tantos conflictos?
Reconozco que el título de este artículo puede llevar a la confusión. Los africanos serán pobres, sí, pero este continente es increíblemente rico en minerales, tierras, fuerza de trabajo y sol.
Por eso, en los últimos siglos los extranjeros han venido a África a invadir, ocupar, transformar, saquear y comerciar.
Sin embargo, los recursos del Sur de Sudán -por ejemplo- nunca han sido explotados adecuadamente.
Durante la época colonial, la región fue utilizada únicamente como una reserva de mano de obra y materias primas.
Luego vino la independencia, pero le siguieron 50 años de guerra con el Norte, que desde la capital del país, Jartúm, mantuvo la táctica británica de dividir para reinar entre los grupos sureños.
Muchos en el Sur de Sudán creen que esto sigue ocurriendo hoy.
Corrupción
En mi viaje por los sitios más pobres de la región subsahariana, que me llevó a Liberia y a Nigeria en el occidente, a Sudán en el centro y a Kenia en el oriente, las personas con las que dialogué me hablaron de la responsabilidad que tanto los africanos como los no africanos han tenido en el empobrecimiento del continente.
Casi todos las personas que no formaban parte del gobierno culparon a sus líderes corruptos de la apremiante situación de África.
"La brecha entre pobres y ricos sigue creciendo en el continente", se quejó un pescador en la costa del Lago Victoria, que comparten Tanzania, Uganda y Kenia. "Nuestros gobernantes quieren seguir siendo ricos y no pagar impuestos".
Incluso la presidenta de Liberia, Ellen Johnson-Sirleaf, parece haber percibido este problema. Me contó que, cuando asumió su cargo, subestimó el nivel de corrupción que había en su país.
"Quizás debí despedir a todo el gobierno cuando llegué al poder", admitió. "África no es pobre, más bien es manejada pobremente".
Economía informal
Un arquitecto de Kenia y un funcionario gubernamental de alto rango de Nigeria llamaron la atención sobre el hecho de que el sector informal en la mayoría de las economías africanas es enorme y está prácticamente desaprovechado.
En las ciudades, la mayoría de las personas subsisten gracias a los mercados y a millones de puestos improvisados de reparación y pequeñas fábricas.
Pero tanta es la desconfianza en los funcionarios gubernamentales que la mayoría de los empresarios del sector informal evita todo contacto con las autoridades.
El arquitecto y planificador urbano keniata Mumo Museva me llevó al pujante distrito de Eastleigh, en Nairobi, donde los comerciantes han creado una economía dinámica a pesar de que la zona ha sido completamente abandonada por el gobierno.
Entre basura y huecos
Eastleigh es un área sucia de la ciudad, donde basura no recolectada se acumula, los huecos en las calles parecen piscinas y los desagües han coplasado.
Pero Museva dijo que uno de los indicadores del éxito de los comerciantes es el alto precio que se paga por el alquiler de los locales.
"Le sorprendería saber que Eastleigh es el mercado de bienes raíces más caro de Nairobi".
El arquitecto añadió que si los comerciantes de la zona confiaran en el gobierno, pagarían impuestos a cambio de servicios decentes y se crearía así un "círculo virtuoso", gracias al cual muchas personas dejarían de ser pobres.
"Recuerde que la pobreza está relacionada con la calidad de vida -prosiguió Museva- y aquí la calidad de vida es pésima a pesar de todo el dinero que circula".
No sorprende entonces que, a unos 5.000 kilómetros de Liberia, al otro lado del continente, el joven arquitecto repita involuntariamente lo que nos dijo la presidenta de aquel país.
"Africa no es pobre", aseguró Museva. "Sólo es manejada pobremente".
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