Generación Y
Los afectados por el último huracán han dejado de ser noticia para convertirse sólo en números en las estadísticas de quienes han perdido sus casas. Ya los políticos no viajan hacia las zonas de desastre para hacerse fotos al lado de los damnificados y los materiales para construir se pierden en el engranaje de la burocracia. Algunos pocos poblados han tenido la suerte de ser la vitrina de la reconstrucción, pero otros –pequeños y desconocidos- siguen mostrando sus casas desechas.
Cerca de Cienfuegos, una familia albergada sospecha que el cemento y la arena para levantar sus paredes ha ido a parar a manos de otros que pudieron pagarlos mejor. A la periferia de La Habana llegan -para edificar sus casas de lata y cartón- quienes se han cansado de esperar a que renazcan sus pueblos de origen. No quieren ser las víctimas del próximo ciclón, porque esos desastres naturales que fueron Ike y Gustav sólo arrojaron luz sobre el otro, sobre el desastre de improductividad e inercia que nos afecta a todos.
Pronto se cumplirá un año desde que miles de casas pasaron a tener como cubierta el cielo. Caletone, un pueblo cerca de Gibara que no aparece ni siquiera en el Atlas de Cuba, sigue sumido en la destrucción. Sus habitantes saben que con la actual crisis económica sería un milagro si los recursos necesarios llegan a sus manos. Han caído en esa zona de nadie provocada por el olvido, por el triunfalismo de la prensa y los vientos –para nada huracanados- de la espera.
Música de Ernesto Lecuona: “Noche azul”
Ya por el Caribe comenzaron los nuevos y la desidia no le ha solventado el problema a los sin casa. Igualito pasa aquí. Los régimenes como ése, éste y aquél son igualitos.
ResponderEliminarMientras no afecte a las familias de los dictadores comunistas y criminales, a ellos mismos y/o a sus esbirros, los demás que aguanten.
Si así actúan los que "dan la vida por los pobres" que Dios proteja a los pobres.
Abrazos.