Por Yoani Sánchez
Generación Y
El primero de junio se confirmó lo que todos vaticinaban: la General Motors se declaró en bancarrota. La televisión nacional mostró reportajes sobre el gigante que caía y en nuestras calles sus viejos modelos –de hace cincuenta años– continuaban rodando. La gran torre plateada que cobija la gerencia de esa firma ha pasado a ser el símbolo de la actual crisis económica mundial. Dentro de Cuba, las insignias de estos malos tiempos son otras: los apagones regresan, el turismo escasea y el transporte público sufre un nuevo recorte. Las acciones financieras no se desploman, porque no existen; las empresas esconden su quiebra pues son estatales y no informan de sus finanzas a los ciudadanos.
Otro conglomerado empresarial se desmembró a nuestro lado, pero el noticiero nacional evitó mencionarlo. La poderosa CUBALSE, que tenía entre sus potestades la de emplear a quienes trabajan en embajadas y casas de diplomáticos, acaba de desaparecer. Hasta el más despistado cubano sabe que para ser jardinero de un embajador o administrador de un mercado en divisas, se debe pasar un potente filtro ideológico y –en ciertos casos– estimular monetariamente a quienes seleccionan al personal. CUBALSE había sido pionera en eso de vender en moneda convertible en un país donde la mayoría gana en pesos cubanos, sus empleados parecían una mezcla entre empresarios capitalistas y soldados de un ejército comercial.
En un discreto documento se detalló el descuartizamiento de la Empresa para la Prestación de Servicios a Extranjeros, cuyos trozos fueron a parar a otras instituciones. Toda una estructura de poderes, fidelidades e intereses personales debe haberse venido abajo en cuanto anunciaron la muerte de este “pequeño gigante”. Eso sí, el réquiem se tocó en voz baja, para que no nos alarmáramos demasiado. No fuera a ser que al mirar el desplome de la General Motors se nos ocurriera hacer comparaciones innecesarias, concluir que eso no ocurre sólo fuera de nuestras fronteras, sino también a nuestro lado. [Foto Chevrolet 1951: by Franciscovies]
Generación Y
El primero de junio se confirmó lo que todos vaticinaban: la General Motors se declaró en bancarrota. La televisión nacional mostró reportajes sobre el gigante que caía y en nuestras calles sus viejos modelos –de hace cincuenta años– continuaban rodando. La gran torre plateada que cobija la gerencia de esa firma ha pasado a ser el símbolo de la actual crisis económica mundial. Dentro de Cuba, las insignias de estos malos tiempos son otras: los apagones regresan, el turismo escasea y el transporte público sufre un nuevo recorte. Las acciones financieras no se desploman, porque no existen; las empresas esconden su quiebra pues son estatales y no informan de sus finanzas a los ciudadanos.
Otro conglomerado empresarial se desmembró a nuestro lado, pero el noticiero nacional evitó mencionarlo. La poderosa CUBALSE, que tenía entre sus potestades la de emplear a quienes trabajan en embajadas y casas de diplomáticos, acaba de desaparecer. Hasta el más despistado cubano sabe que para ser jardinero de un embajador o administrador de un mercado en divisas, se debe pasar un potente filtro ideológico y –en ciertos casos– estimular monetariamente a quienes seleccionan al personal. CUBALSE había sido pionera en eso de vender en moneda convertible en un país donde la mayoría gana en pesos cubanos, sus empleados parecían una mezcla entre empresarios capitalistas y soldados de un ejército comercial.
En un discreto documento se detalló el descuartizamiento de la Empresa para la Prestación de Servicios a Extranjeros, cuyos trozos fueron a parar a otras instituciones. Toda una estructura de poderes, fidelidades e intereses personales debe haberse venido abajo en cuanto anunciaron la muerte de este “pequeño gigante”. Eso sí, el réquiem se tocó en voz baja, para que no nos alarmáramos demasiado. No fuera a ser que al mirar el desplome de la General Motors se nos ocurriera hacer comparaciones innecesarias, concluir que eso no ocurre sólo fuera de nuestras fronteras, sino también a nuestro lado. [Foto Chevrolet 1951: by Franciscovies]
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