Se fue Suecia: ¿y?
Por: Alberto Buela
Después de 200 años de presencia diplomática en Argentina, Suecia retiró su embajada de Buenos Aires y dejó para los trámites la de Brasil y la de Chile.
Alberto Buela |
Mientras tanto la dirigencia política argentina está ocupada en la reelección de Cristina Fernández y en el descenso del club River Plate a segunda división.
Así están las cosas. Un país que, por ahora, sigue siendo el octavo espacio geográfico del mundo, que acumula en su suelo y subsuelo las riquezas más preciadas, no tiene política internacional ni exterior.
Que se vaya Suecia de Argentina indica que poco significa este país para la economía, la cultura, la política y la ciencia suecas. Ellos seguirán vendiéndonos a granel clavos de herrar Mustad y anzuelos de la misma marca. Mantendrán las ordeñadoras Alfa Laval y seguirán como nuestros censores en el tema de los derechos humanos.
Mientras tanto, nosotros respecto de ellos, “a tomar por culo” como dicen los gallegos. Carecemos de toda significación y sentido, tanto como personas cuanto como país.
Desde el punto de vista geopolítico no es mucho lo que nos puede ofrecer Suecia a los argentinos, pero ante esta decisión, es mucho menos lo que podemos ofrecerle nosotros a ellos.
Este hecho que relatamos, el cierre de la embajada sueca en Argentina, muestra que Suecia ha resuelto los únicos dos problemas que tiene en América del Sur: el acceso a sus mercados de consuma para los productos suecos, y eso lo hace a través de Brasil y el acceso a la Antártida, su sueño dorado, y eso lo realiza a través de Chile. La Argentina es un gasto superfluo que está demás, ergo, cerremos la embajada.
La cancillería argentina, no digamos ya su canciller actual que se muestra en público bajo dos banderas: la nacional y la de Israel, no ha tomado nota de la gravedad del asunto. Vive en el limbo anodino de los inimputables.
Los pocos artículos periodísticos que aparecieron estos días lo único que atinaron a decir es a repetir los argumentos de la actual embajadora: es por una cuestión de presupuesto y ahorro de divisas o que el parlamento sueco está dominado hoy por los conservadores. Es lamentable que nadie se pregunte por “un poco más”.
Los dueños de la patria locutora y escribidora no se dan cuenta de nada o escriben y hablan a sueldo: ¡ Imbéciles, es la geopolítica!.
Argentina ha dejado de abrir el mercado “latinoamericano” de consumo, esto hoy lo hace Brasil y Argentina ha perdido su autonomía de acceso a la Antártida, que está mediado por los Estados Unidos, con la pérdida del rompehielos Irizar. Chile, al contrario, tiene acceso propio y sin pedir permiso. Aun cuando sigue siendo el gran portaviones inglés en América del Sur.
Así están las cosas. A) Un gobierno que ante un hecho gravísimo solo atina a guardar silencio pues carece de política y estrategia internacional (no hay en la cancillería un solo pensador serio en estos temas) y b) la mordaza del periodismo totalitariamente democrático que nos viene a explicar por razones de ahorro doméstico una medida de neto y claro corte geopolítico y estratégico. Salute.
Foto: Internet
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