Con una mayoría la coalición uribista consiguió aprobar el proyecto de referendo reeleccionsita en menos de cuatro horas, en un debate acalorado pero predecible.
Semana.com
mayo 2009
Por 62 votos a favor y 5 en contra fue aprobado en su cuarto debate, en el pleno del Senado, el proyecto de referendo reeleccionista. La iniciativa busca consultar a la ciudadanía si quiere o no que un Presidente pueda ser elegido hasta tres veces consecutivas. La ponencia que obtuvo la mayoría de los votos había sido presentada hace dos semanas por el senador conservador Eduardo Enríquez Maya, al tiempo que las ponencias del Partido Liberal y el Polo Democrático que pedían el archivo del proyecto (vea los videos de las ponencias).
En el momento de la votación de la ponencia mayoritaria los senadores de la oposición, liberales y polistas dejaron sendas constancias en las que dijeron que no se prestarían para “descuartizar la democracia”.
La iniciativa fue aprobada en medio de una agitada sesión, en la que senadores de los opositores Partido Liberal, con 18 congresistas, y el partido Polo Democrático Alternativo, con ocho parlamentarios, se retiraron poco antes de votarse el proyecto en una muestra de su rechazo a la iniciativa.
Los cinco votos en contra de la iniciativa fueron de los integrantes del uribismo que ya habían anunciado su oposición al proyecto de referendo que busca que el presidente Álvaro Uribe pueda presentarse a las elecciones de 2010 (vea artículo "Los 8 uribistas que no apoyan el referendo reeleccionista").
Antes de retirarse de la sesión, los opositores anunciaron que en caso que la Corte Constitucional diera su visto bueno a la consulta, los miembros del Partido Liberal y los del Polo llamarían a la población a abstenerse o votar en contra, de forma de impedir la aprobación.
La sesión
La discusión del proyecto de referendo comenzó a las 12 y 30 de la tarde. Los senadores Rodrigo Lara, de Cambio Radical y Martha Lucía Ramírez, no asistieron a la votación. El senador Lara había dicho que no votaría el proyecto ni con “un revolver en la sien”. La senadora Ramírez, disidente de La U es una de las aspirantes a la Presidencia, por lo cual se declaró impedida para votar el proyecto.
En la sesión se presentó el Ministro del Interior, Fabio Valencia Cossio, quien se movió con soltura para que no se escapara ningún voto. Por esta razón, el senador liberal, Héctor Elí Rojas visiblemente molesto denunció que el gobierno estaba comprando votos en el recinto e instó al Ministro a que se sentara en su puesto, pues Valencia Cossio estaba sentado junto a los congresistas.
Además el senador Rojas advirtió que el Presidente del Congreso, Hernán Andrade estaba posesionando nuevos senadores para completar las mayorías. Se refería al hecho de que minutos antes del debate, Andrade oficializó la posesión del senador Juan Cárdenas Chávez, quien entró a ocupar la curul de Juan Carlos Martínez (quien renunció a su curul la semana pasada, luego de ser detenido por sus presuntos vínculos con paramilitares).
Ante los reclamos de la oposición por la presencia de asesores de los ministros y lobbystas, Andrade instó que se retiraran del recinto quienes no fueran congresistas ni ministros. Los asesores del gobierno tuvieron que acomodarse en los palcos del Salón Boyacá, donde se llevó a cabo el debate.
Luego de dos intervenciones de la bancada del Polo, una del senador Alexander López y otra de la senadora, Gloria Inés Ramírez, comenzaron las votaciones de las ponencias.
La del partido Liberal, que pedía el hundimiento del proyecto fue derrotada por 60 votos contra 26. La del Polo, en el mismo sentido por 59 contra 28.
A las 4 y 15 la senadora liberal, Cecilia López, dejó una constancia en la que reiteró la denuncia de que el Ministro del Interior estaba “de bancada en bancada comprando la votación” y que por esa razón su bancada se ausentaba.
Seguidamente, el senador Luis Carlos Avellaneda anunció el retiro de la bancada del Polo. “No nos vamos a prestar para aprobar un proyecto que deja abierta la puerta a una dictadura y a la instauración de un gobierno plutocrático”, dijo el vocero del Polo.
Así, el camino quedó despejado para que la iniciativa saliera avante.
"Es respetable la votación, lo que no comparto es el retiro de la oposición cuando ya estuvieron presentes en tres sesiones (previas de votación) y claudicaron a lo último. Esta es la democracia: ganó el sí y ahora vamos a buscar cómo conciliar para que esto (el referéndum) siga", aseguró Andrade.
Cumplido este trámite, ahora los congresistas deben conciliar el texto aprobado en Senado con la versión aprobada por la Cámara, versiones que son divergentes. Posteriormente, la Corte Constitucional, tendrá que avalar su constitucionalidad y dará así la última palabra.
Ahora, la Comisión de Conciliación
Después de que pasar sus cuatro debates ordinarios en el Congreso, el referendo reeleccionista tendrá otra discusión que es la prueba de fuego: la conciliación. Este debate, que parece una talanquera insalvable, surgió cuando la Comisión I del Senado decidió modificar el texto del referendo reeleccionista.
La célula legislativa modificó la expresión que preguntaba si está de acuerdo o no con que “quien haya ejercido la Presidencia” por dos períodos pueda aspirar a otro. Como salió de la Cámara, Uribe no podría participar en las elecciones de 2010 sino en las de 2014. Por esta razón el Senado moduló la pregunta y quedó así: está de acuerdo o no con que “quien haya sido elegido” por dos períodos...
Aunque la modificación tiene la intención de interpretar lo que realmente desean las personas que con sus firmas respaldaron el proyecto, la enmienda es el mejor argumento para que los opositores de la iniciativa en la Cámara la entierren. Para este trabajo es clave la decisión que tome el Presidente de la Cámara, Germán Varón Cotrino, quien deberá escoger de cada partido un conciliador del texto.
Varón, representante de Cambio Radical, quien apoya la candidatura del jefe de su partido Germán Vargas, ya ha expresado que escogerá personas contrarias al proyecto, con lo cual está garantizado su entierro.
Por eso, ayer mismo, el Presidente del Partido de la U, Luis Carlos Restrepo, recusó a Varón Cotrino ante la Secretaría de la Cámara en un intento por evitar que Cotrino interfiera en la conciliación.
En los pasillos del Congreso están sonando los siguientes representantes de partidos que serían escogidos para la conciliación:
Germán Navas, del Polo, quien ha sido un férreo contradictor del referendo y ha denunciado constantemente sus vicios de forma; David Luna, de Por el país que soñamos, quien ha argumentado que el texto del referendo no se puede modificar porque sería torcer la Ley; Luis Fernando Motoa o Rosemary Martínez, quienes pertenecen a Cambio Radical, partido del uribismo que se ha mostrado renuente al proyecto; Telésforo Pedraza, del partido de La U, quien dijo hace poco que votó contra la primera reelección pues es “su adversario por filosofía y por conciencia”; Carlos Arturo Piedrahita, vocero del Partido Liberal en la Cámara, quien se ha sido uno de los denunciantes de las irregularidades del proyecto.
Con los antes mencionados, estaría asegurada la mayoría de conciliadores que votaría negativamente el proyecto si no se deja como estaba. No obstante, hay rumores de que el Senado esperará para que la conciliación sea convocada no en esta legislatura que termina el 20 de junio, sino en la próxima que empieza el 20 de julio. La razón es que para la próxima será otro el representante que asuma la presidencia, y lo más probable es que sea afecto a la iniciativa y nombre ponentes que la apoyen.
El inconveniente de esta decisión es que el proyecto perdería un mes más de tiempo.
El dilema de la Corte
En caso de que de todos modos, salga airoso del Congreso, el proyecto de referendo será revisado por la Corte Constitucional. Este Tribunal tiene tres meses de plazo para declarar si el referendo cumplió con sus trámites legales. Allí el proyecto enfrentará un nuevo escollo: que la propuesta se tramitó a pesar de los cuestionamientos sobre su financiación (actualmente la CNE está investigando si los promotores se volaron los topes), entre otras irregularidades que han sido denunciadas por la reelección.
Por esta razón la Corte deberá sopesar qué es más importante, si la cantidad de gente que respaldó la iniciativa o la legalidad y legitimidad del trámite.
Además, varios de los magistrados que avalaron la reforma que permitió la primera reelección argumentaron que solo era posible por una sola vez. Lo más probable es que defiendan su posición en aras de la defensa los principios democráticos que quedarán quebrados si Uribe repite otra vez, como son el equilibrio de poderes y la alternancia en el poder, entre otros.
¿Y las cuentas?
La otra talanquera que tiene el proyecto es que depende de que el Registrador certifique la financiación del proyecto. Este requisito depende de los resultados de la investigación que el Consejo Nacional Electoral esta haciendo para determinar si los promotores del referendo violaron los topes legales de dinero que utilizaron para recoger las firmas.
Sin tiempo no hay garantías
La Corte puede demorarse para decidir sobre la constitucionalidad del proyecto de consulta popular, hasta seis meses, como ocurrió con el referendo de 2003. Aunque puede que se tarde la mitad del tiempo.
Una vez lo avale la Corte, la Registraduría tiene un plazo de cuatro meses para convocar la consulta. Aunque disponga de toda la infraestructura y el dinero, puede que logre agilizar el trámite y a pesar de un gran esfuerzo –aunado al que tiene que hacer para las consultas internas de los partidos y para otros dos referendos (el del agua y el de la cadena perpetua para violadores)- es improbable que el resultado se conozca este año.
Pero entre más pasa el tiempo se torna más inconveniente el proyecto, pues hay menos certeza de cuales son las reglas de juego para los posibles contendores de Uribe, en caso de que el aspire a la Presidencia. Estos candidatos estarán en una evidente desventaja pues no habrán normas que garanticen una competencia justa.
Más de 7 millones de votos
Tras surtirse los trámites anteriores, el Presidente deberá decretar la convocatoria a Referendo.
Para ese día más de 7 millones 200 mil personas, la cuarta parte del censo electoral, deberán acudir a las urnas. La mitad de los votantes deberá votar por el sí. Para algunos analistas este es el escollo más grande, pues el antecedente inmediato, el referendo de 2003, no contó con la votación suficiente para ser aprobado, pese a que era un referendo propuesto por el gobierno. A la poca participación en referendos, se suma la tendencia a la baja de la popularidad de Uribe, como lo han demostrado las encuestas recientes, y la campaña de abstención, para que la gente no vaya a votar, anunciada por la oposición.
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